Llego hasta aquí
Sonidarnost
Esta aventura se inspira en la historia real, mal conocida y muy probablemente exagerada (incluso el principal libro dedicado a ella aporta muy pocos datos fiables), de una famosa actriz de la primera mitad del siglo XX y su improbable, aunque verosímil, papel de espía soviética en la Alemania nazi. Se trata de una aventura sencilla en su argumento pero en la que la mesa de juego deberá desplegar sus dotes de conversación, persuasión e interpretación para una resolución digna del trabajo que les han encargado. Es importante que todo el mundo disfrute de las tensas conversaciones con Vera Helker o Von Baake, del momento intenso de la apertura de la carta o del reencuentro de Olga con su pasado de actriz de teatro. También de los momentos de sigilo y de los planes de distracción para la en teoría sencilla tarea encargada, así como para las discusiones que surgirán por lo abierto del final de la historia.
Si la dirección de juego cree que este tipo de aventura no es lo que la mesa espera, quizá sea mejor plantear con franqueza el tipo de retos que aquí habrá, muy distintos a los de una acción de comandos o similar, y valorar si realmente merece la pena meterse en ello. Si por el contrario crees que es el tipo de historia que les puede gustar, este autor cree que no hay que desaprovechar nunca la ocasión de zambullirse en una partida un poco diferente al canon investigación-acción.
La Dacha Blanca
De todos los museos del mundo dedicados a Chéjov, su casa-museo de Yalta es en muchos sentidos el más especial. Es la única casa en la que vivió Chéjov desde 1899 que se conserva tal y como estaba cuando él vivía allí. Es la casa en que vivió con su esposa Olga Knipper desde su matrimonio en 1901 y donde el famoso dramaturgo murió solo dos meses después de abandonarla, en 1904. El edificio fue construido según sus especificaciones y está rodeado por un hermoso jardín que él mismo plantó. En 1922 el edificio se convirtió en casa-museo.
Con razón, cuando el 9 de noviembre de 1941 las fuerzas alemanas en guerra con la Unión Soviética ocuparon la península de Crimea y con ella el resort turístico de Yalta, los crimeos amantes de la literatura temieron que dicho edificio fuese ocupado, maltratado y saqueado por los oficiales nazis que allí fuesen alojados. Sin embargo, al contrario que otras similares, la Dacha Blanca de Chéjov fue relativamente respetada gracias a la acción de la directora del museo, hermana de Chéjov. Dicen también que, tras la visita de cierta persona cercana al Führer en octubre del 42, ningún soldado alemán puso sus pies en el interior más que para trabajos de conservación. Pero mucho de esto será, probablemente, una leyenda.
La red
Semanas antes de que el gobierno soviético previera la ocupación de la República Autónoma Socialista Soviética de Crimea por los alemanes, se tomó la decisión de organizar una red de espionaje en Yalta que pudiera ser activada una vez tomada dicha localización por el enemigo. Este método, que repetirían en otros lugares. En el caso de Yalta tenía un valor especial; se trata de un lugar de vacaciones con hermosos y cómodos edificios que sin duda atraerían a los oficiales alemanes destacados en la zona. Esto daba especial valor a un grupo de espionaje situado allí. El grupo de personajes formará precisamente la cabeza de la red.
Estamos en octubre de 1942. Dentro de poco será el 25 aniversario de la Revolución Soviética y los personajes podrían no tener claro si prefieren pasarlo en Yalta o en las sin duda emotivas celebraciones de Moscú, ciudad que meses atrás venció el intento de ocupación nazi. O quizás hay quien preferiría pasarlo luchando con sus compatriotas en Leningrado, que aún resiste al invasor (y resistirá hasta la victoria dentro de unos pocos meses).
En esta aventura, dar la oportunidad a la mesa de juego de crear a sus personajes es interesante. Las relaciones entre las personas que conforman la red, su pasado, sus intereses y opiniones juegan un papel en el desarrollo d ella historia y, sobre todo, en su final, que hace merecer la pena el esfuerzo previo.
Como máximo dos personas deberán tener pasado militar; serán a quienes se envió a Yalta para formar la red. El resto crearán personajes habitantes de la localidad o de localidades cercanas que eran civiles en el momento de la invasión (aunque podrían tener alguna experiencia militar). Pueden ser personas de ambos géneros, todas ellas de nacionalidad soviética. La experiencia "callejeo" de la rama criminal, así como formación técnica o haber pasado por la cárcel son especialmente adecuadas para el grupo. Alguien con intereses artísticos o literarios podría tener una excusa para acercarse a Olga Chejova.
La misión
El grupo será informado por un canal lo bastante confidencial de que en un par de días aterrizará en Yalta un avión privado, propiedad del mismísimo Hitler. En él viajan como únicas pasajeras la actriz Olga Chejova y una asistente. Según parece, el viaje es de incógnito y tiene como objeto visitar la casa-museo de Antón Chéjov.
Olga Chéjova es una famosísima actriz y directora de cuarenta y cinco años. De origen ruso (armenia), Nacida Olga Knipper, se casó con Mihail Chéjov, sobrino del propio Antón Chéjov, adquiriendo así el apellido que conservó tras su divorcio en 1917. Emigró a Alemania en 1920, buscando ser actriz, huyendo de los rigores de la Guerra Civil. Llegó a alcanzar algo de fama ya antes de la llegada del régimen nazi, pero su popularidad en Alemania ha crecido muchísimo desde entonces (ha llegado incluso a rodar con Hitchcock). Dicen que mantiene buenas relaciones de amistad con la cúpula del partido, incluidos Goebbels y Hitler, que la aprecian como ejemplo de mujer aria y propagandista del régimen a través de sus películas en la UFA. Es, a los ojos de cualquier patriota soviético, una traidora de primer orden.
Las instrucciones de la misión son sencillas. En primer lugar deben lograr integrarse el mayor número de ellos que puedan en el dispositivo preparado por el oficial al mando de la guarnición alemana en Yalta, el comandante Von Baake, para recibir a la actriz y llevarla a visitar la casa-museo. Dormirá allí, al día siguiente habrá que llevarla de visita a la ciudad. Pasará una noche más en Yalta y saldrá de nuevo en avión la mañana del segundo día. El segundo objetivo de la red de espías es acercarse a la señora Chéjova lo bastante como para darle una carta antes de que se marche, sin que ningún alemán pueda verla. El sobre, que han recibido junto con la comunicación de la misión, está cerrado y así debe permanecer en teoría. Sobre la cubierta del envoltorio solo aparece una palabra escrita: "solidarnost'" ("solidaridad", en ruso).
Si alguien es tan imprudente como para abrir el sobre, dentro solo encontrarán unas pocas frases escritas en ruso: "Dimitri regresó sin ti y sé que estás esperando poder hacerlo tú. ¿Te quedarás un tiempo más, sin embargo? Aún se te necesita." Y firma: "Liev". La dirección de juego deberá tener en cuenta que Olga no se fiará de quien le entregue un sobre abierto, incluso si el texto lleva la letra de su hermano. La palabra "solidaridad", que significa mucho para ambos hermanos, es una forma de que Olga quiera recibir y abrir un sobre comprometedor entregado por una persona desconocida.
Buscar trabajo
En efecto, la red de espías ha escuchado que el comandante Von Baake está buscando personal para trabajar en la casa de un oficial, cosa relativamente habitual que al grupo de personajes no le había llamado la atención hasta ahora, claro. Los puestos que se buscan son los de limpieza y servicio (dos personas que se ocuparán de adecentar una sala de la casa-museo para que se aloje en ella Olga, según expreso deseo de la actriz, y servirla después), factotum (una "persona para todo" que lleve maletas, mueva muebles y demás tareas duras) y guía (a ser posible que hable alemán).
El guía deberá mostrar la casa-museo a la señora Chéjova, por lo que convendría que fuese alguien con un mínimo bagaje cultural o al menos que sepa hablar con algo de elegancia. ¿Por qué la actual directora del museo y hermana del dramaturgo no hará esta tarea? Al parecer la aversión de María Paulova Chéjova por los nazis es fuerte y ya ha tenido algún enfrentamiento con el comandante Von Baake, quien tuvo que irse con las orejas gachas ante el carácter decidido de la directora del museo. Viendo imposible evitar la visita pero no teniendo intención de ponerle la alfombra roja a su traidora sobrina, María ha decidido dar vacaciones al personal y encerrarse en su casa, obligando al comandante alemán a improvisar.
Veamos cómo la mesa de juego se apaña para ser reclutados en esta tarea. De las poblaciones cercanas al resort turístico llegarán otras personas para presentarse al trabajo y necesitarán competir con ellas. Su carácter de espías contra la invasión nazi no les da muchas ventajas, pues en la península se alternan tanto el sentimiento de independencia como nación tártara, como el de pertenencia política a la federación soviética, como el rechazo al comunismo proveniente de la derrota de las tropas blancas en la guerra civil. Demostrar ante un asistente del comandante que se tienen las habilidades o la personalidad adecuadas para servir a una "persona importante" (no se les revelará la identidad de Olga), en una claustrofóbica entrevista personal es el mejor camino. Por supuesto, podrían conseguir trabajo todos, solo algunos o ninguno. Acercarse a Olga será más o menos peligroso dependiendo de ello pero no imposible, por lo que se sugiere a la dirección de juego no hacer muchas concesiones. ¿Malas tiradas, errores en la entrevista? Al día siguiente nadie les llamará para cubrir el puesto, pero la aventura sigue adelante.
La casa museo
Se trata de una villa de dos plantas, con una tercera para una suerte de torreón en una esquina. Está rodeada de un amplio jardín con caminos y abundante vegetación, el cual a su vez se rodea de un muro. No habrá visitantes durante la estancia de Olga, colgará el cartel de "cerrado por descanso del personal". Desde un par de horas antes del aterrizaje previsto del avión hasta el momento en que la actriz deje la casa habrá siempre tres soldados alemanes de guardia en los terrenos. Uno o dos en la entrada y uno o dos rondando por el jardín, según el gusto de ellos. No esperan ningún problema por parte de la población y su atención estará por tanto disminuida. Se turnarán además para hacer de chóferes de la visitante, por lo que cuando esta esté fuera, en la Dacha Blanca solo habrá dos soldados. Además, estará por allí el personal que haya sido contratado para los puestos a los que ningún personaje haya logrado acceder.
La casa tiene hermosos salones y cuartos, un almacén medio vacío en la planta baja donde los guardias se pueden turnar a dormir y una casa anexa para el servicio con una buena cocina, donde las cuatro personas contratadas podrían dormir. Contra los deseos expresos de la directora del museo, a Olga se le ha preparado una habitación en el mismo despacho donde Chéjov trabajaba en vida.
Hay que tener en cuenta que de la persona que ejerza de factótum se espera que acompañe a Olga siempre que esta vaya a comprar o moverse con maletas; de su guía que la acompañe en las visitas a la casa, al Teatro Antón Chéjov y a los muelles; de la persona de servicio que permanezca en la casa, aunque Olga pedirá que la acompañe en la visita de cortesía que realizará a su prima; la persona de limpieza debería permanecer siempre en la casa, salvo que vaya a algún recado.
La visita
Olga Chéjova tiene una agenda bastante apretada en su breve visita a Yalta. En teoría tiene programadas solo la visita a la casa-museo y un paseo por la villa, pero ella añadirá por su cuenta la visita al teatro y la visita a su tía.
El avión de la actriz llegará una hora más tarde de lo esperado, poco antes del atardecer. Se trata de uno de los dos impresionantes Focke-Wulf Fw 200 "Condor" propiedad personal de Hitler. La guía de Olga deberá ir a esperarla al aeropuerto pues la visita a la casa se realizará de inmediato. También acudirá a la recepción y a la visita el comandante Von Baake, que no se separará de ella hasta finalizar ambas. A Olga la acompaña su secretaria personal, Vera Helker. Vera ha sido contratada hace solo un par de meses y es una persona rígida y fría que preferiría estar con su marido e hijos en Berlín en lugar de acompañando a este viaje absurdo a una estrella de la UFA. Es miembro del partido nazi, aunque no muy bien considerada, motivo por el cual le han dado esta tarea. Por cierto, siempre lleva una Mauser en el bolso. Por si acaso.
Al final de la visita habrá una cena (que podrían tener que preparar y servir algunos espías) que Von Bakke procurará sea breve. Después de todo, Olga se mostrará fría con el comandante todo el rato y si este se lo hace notar, aludirá cansancio. Esa noche se irá a dormir pronto, pero tardará en quedarse dormida, como si estuviese a la expectativa.
A la mañana siguiente Olga querrá desayunar en el jardín, a pesar de la temperatura, leyendo un rato. La friolera Vera no la acompañará. Von Baake vendrá al desayuno y dará instrucciones para que la visita por Yalta consista en un paseo por el muelle, comida en un buen restaurante y un vistazo a los edificios más bellos. Luego se marchará.
Olga se mostrará tensa toda la visita, ignorando los intentos de Vera por comentar con auténtica ignorancia cualquier cosa que vea. Yalta está casi vacío, a excepción de ucranianos con dinero, algunos oficiales y heridos de guerra alemanes y trabajadores de servicios. Al finalizar el paseo por el muelle y sin comer, la señora Chéjova insistirá, tiránicamente si hace falta, en ir a ver el Teatro Chejov. Intentará y puede que con su poder e influencia (o con ayuda de sus acompañantes) logre que la dejen incluso subir a las tablas, donde pedirá quedarse a solas. Allí tendrá un momento de reflexión nostálgica por la patria que abandonó hace ya muchos años, pero es un momento que pasa pronto. Vera recriminará este comportamiento.
Tras comer algo abandonará la idea de ver edificios y pedirá intentar ver a su tía. Esta, recluida este tiempo en casa, se negará a la visita salvo que alguien la convenza de lo contrario. Si la reunión se da, ambas hablarán a solas, para mayor protesta de Vera. Tomarán todas las precauciones posibles y debería ser prácticamente imposible saber qué se dicen. Cuando Olga se vaya, su tía María saldrá a despedirla con un beso en la mejilla.
Tras volver a la Dacha Blanca, Olga se dirigirá con determinación a su "dormitorio" y hará sacar todas sus cosas y hacer que el despacho recupere su aspecto original, pieza por pieza de mobiliario. Hecho esto, exigirá salir en avión de inmediato, aunque en poco tiempo vaya a caer la noche. Al marcharse, Olga parece deprimida.
Estas serían las actividades de Olga Chéjova en Yalta si los personajes no llegaran a entregarle en ningún momento. La actriz volverá a Alemania, donde permanecerá hasta el final de la guerra, después del cual será llevada por agentes de la inteligencia soviética de vuelta a la URSS. Tras un tiempo allí, volverá a Berlín, donde pasará el resto de sus días.
La carta
Es de suponer que en algún momento de este periplo los personajes entregarán la carta a Olga. Ella dará muestras de estar, en efecto, esperando algún mensaje pero le sorprenderá que el grupo no sepa cuál es ni tenga más misión que entregarlo.
La lectura de la misiva tendrá un fuerte efecto en Olga. Una gran tristeza la invadirá; tendrá que recomponerse un poco antes de abandonar la privacidad del sitio donde se la hayan entregado para evitar llamar la atención. Sus dotes de actriz se lo permitirán hacer si problemas.
Este es un momento crítico en la aventura. Las acciones de los personajes, lo amables que hayan sido capaces de mostrarse con Olga (a la que tienen buenos motivos para considerar una traidora a la patria) o lo interesados que estén ahora en ella pueden hacer que el resto de la visita transcurra como se ha descrito en el apartado anterior o de forma muy diferente.
Si con su conversación logran la confianza de la actriz o si se identifican como agentes rusos (corriendo un grave riesgo, pues ella podría perfectamente hacer que les ejecuten), Olga tenderá a sincerarse. Sin embargo, como en el caso de conseguir los empleos, la dirección de juego ha de procurar que deban sudar un poco este logro.
La historia que les contará Olga es bastante distinta a la oficial. Al parecer, hace seis años, Olga fue contactada en Berlín por la inteligencia soviética, llegando así noticias de un miembro de este servicio muy especial para ella: su hermano Liev. En su misiva, Liev le hablaba del peligro que el régimen nazi suponía para el mundo y le pedía a Olga que, si no en solidaridad con el pueblo del que ella era originaria, al menos sí con su propio hermano, debía ayudarlos convirtiéndose en una espía que aprovechase su fama para sustraer información de miembros del alto mando.
Olga accedió, aunque no del todo convencida. No es que sea fiel a la causa nazi, pero lo cierto es que a ella la habían tratado bien y había logrado mantenerse voluntariamente ignorante al margen de los horrores construidos en nombre de esa ideología. En consecuencia, su papel de espía no fue muy eficaz. Obtuvo poca información relevante de índole militar pero sí logró informar con bastante fidelidad de la actividad diaria y cultural de la mayoría del Alto Mando Alemán.
Hace poco, recibió un mensaje en el que se le ofrecía la posibilidad de escapar de Alemania y pasar al lado de las filas soviéticas. Se le dio a entender que su grado de eficacia como espía no sería tenido en cuenta y que sería tratada con honores. A la vez, el avance de la guerra parece hacer suponer que los alemanes no lograrán conquistar la URSS. Esto, que para el mundo está aún en duda, los soviéticos, que saben la reserva de que disponen y que han conseguido vencer en Moscú y creen que podrá hacerlo pronto en Leningrado, lo creen con firmeza; por ello le habían dado estas garantías a Olga, esperando usarla como propaganda política, como muestra de cómo los alemanes habían mostrado ser tan incautos como para haber dejado que una espía rusa llegase tan dentro de la cúpula.
Sin embargo, la situación ha cambiado ahora. El mensaje de Liev empieza con una frase en clave: "Dimitri regresó sin ti". El significado de estas palabras es que un plan para asesinar a Hitler se ha puesto en marcha. Olga sabe de la existencia de este plan y que ella tendría alguna parte en él como informante, pero pensaba que no llegaría a ponerse en marcha.
Les contará toda o parte de esta historia y comunicará a los agentes que accede. No volverá aún a su patria.
Solidaridad
¿O tal vez sí? Olga no quiere volver a Berlín para participar en un peligroso complot en el que será una pieza más de un juego al que nunca quiso jugar. Sin embargo, le debe esa solidaridad al menos a su hermano.
Su primer impulso será intentar escapar. Buscará el mejor momento para escabullirse a casa de su tía María, sobre todo si los personajes aún no saben dónde vive esta ni su relación. La tía conseguirá a su sobrina un escondrijo en un barco mercante que atravesará al Mar Negro, si el grupo de espías no logra encontrarla y detenerla antes. No es una buena espía, después de todo y es probable que detecten el intento de huida. Atención a la presencia de Vera, una fiel alemana que delatará a su señora en cualquier momento que detecte indicios de traición. Quizá haya un momento tenso debiendo esquivarla o incluso actuar radicalmente si les descubre.
Enfrentada a los personajes, hará un último intento, apelando precisamente a su solidaridad, en especial si hay otras personas de género femenino a las que apelar por su sentido de la sororidad. Les expondrá sus dudas y les preguntará si la ayudarían a salir de allí. Quizá podrían cumplir el plan original, como si nunca hubieran recibido la carta y llevarla a Moscú. Hay un avión disponible, una pieza de "caza mayor" que sus superiores podrían apreciar: el avión de Hitler. También podrían ayudarla a escapar sola. Dejarla huir en el barco a través del Mar Negro, por ejemplo, y simular que escapó sola.
En cualquier caso, les pedirá que sean solidarios con ella. Que entiendan que nunca quiso ser espía. Que su hermano le pide algo injusto. Si los personajes no acceden, su último cartucho será intentar que vayan con ella. Puede simular contratarlos para llevarse a alguno a Berlín para que la ayude a sobrevivir como espía en la peligrosa misión que se va a llevar a cabo. No suplicará, en ningún caso. Puede que no esté cómoda en su papel de espía, que necesite de ellos y que tenga miedo al futuro, pero es una persona que lleva mucho tiempo aprendiendo a valerse por sí misma, no solo actriz sino directora de cine (llegó a dirigir a su propio ex-marido, trece años después del divorcio).
Sea como sea que reaccionen los personajes, tengamos en cuenta que Von Baake y sus hombres serán un estorbo a alguno de estos planes, y un estorbo peligroso. Lo mismo pasa con el personal contratado que no sea personaje jugador; no estarán muy por la labor de ayudar a una traidora y podrían delatarles al mínimo comportamiento sospechoso.
Por otro lado, obligarla a cumplir el plan original es una mala idea, ya que es de esperar que lo haga mal o incluso que lo delate a los nazis. Después de todo, en la historia real de la Segunda Guerra Mundial este plan de magnicidio fracasó. Además, en la carta el hermano de Olga le pregunta si se quedará un tiempo más en Berlín. Quizá el que ella regrese no sería visto como un fracaso en su misión.
Nos encontramos, pues ante un final abierto que deberá solventar la mesa de juego en base a una discusión, sea breve o larga, que implicará sus valores nacionales, enfrentados a su solidaridad humanista.