Llego hasta aquí
Una noche de diciembre en Shanghai
Esta aventura está pensada para un grupo reducido de jugadores (tres más el director de juego), pero se puede jugar con más personajes si es necesario. Lo único es que habrá que dificultar un poco más los encuentros con las fuerzas japonesas de Shanghai.
A modo de introducción
El Asentamiento Internacional de Shanghai, lugar donde se desarrolla la trama de nuestra aventura, tiene su origen en las guerras coloniales en china en el siglo XIX. Las autoridades chinas recelaban de los extranjeros (con motivo) e intentaban impedir que éstos pudieran circular libremente por el país. Desde nuestra mentalidad Europea (y del siglo XXI) quizás nos parezca injustificado impedir el acceso al territorio chino, pero en el siglo XIX la mentalidad de los europeos era más colonizadora. No buscaban intercambios culturales o conocimiento, lo que buscaban eran zonas donde hacer negocio, aunque fuera a base de expropiar o expoliar las riquezas locales. Todo ello provocó una serie de enfrentamientos (como la conocida Guerra del Opio) donde la superioridad armamentística de los occidentales (en defensa de intereses comerciales) acababa imponiéndose a los chinos.
Fruto de una de estas guerras surgió el acuerdo de Nanking que permitía a los europeos establecerse en determinados puntos de China. Los chinos, de alguna forma, consiguieron resguardar la mayor parte de su territorio en el tratado, pero los europeos se quedaron con el derecho de establecerse en algunos importantes puertos. Este fue el caso de Shanghai y el nacimiento del Asentamiento Internacional de Shanghai.
Con el tiempo, los europeos asentados en esos territorios prosperaron económicamente y fueron apropiándose de los recursos económicos de la ciudad (sospecho que la expresión "engañar como a un chino" tiene su origen en estos años). Llegó un momento que los europeos eran dueños de la economía de la ciudad y sólo se podía hacer negocios a través de sus oficinas, barcos, agentes. Además, en el caso de Shanghai, esa prosperidad económica recayó en manos de una sola nación: Gran Bretaña. No porque otras naciones no hubieran podido hacerlo (Rusia, Italia, Alemania, Estados Unidos también tenían derecho a asentarse en Shanghai), sino por que Gran Bretaña fue la potencia colonial de aquellos años y era la que tenía los medios para hacerlo (recordemos además que Gran Bretaña, en esta época, implicaba una serie de naciones adicionales como Nueva Zelanda, Australia, Sudáfrica, etc.) Los británicos controlaban todos los puestos clave del SMC (Shanghai Municipal Council), lo que implicaba decir que controlaban los servicios municipales: bomberos, escuelas, policía (la Shanghai Municipal Police) e, incluso, su propia reserva militar (Shanghai Volunteeers Corps). Tras algunos disturbios (el famoso Movimiento del 30 de Mayo, el Terror Blanco de Chiang Kai-shek o la Masacre de 1927 donde las fuerzas nacionalistas de Chiang Kai-shek se enfrentaron a las comunistas en Shanghai), el gobierno británico consideró necesaria la presencia de tropas de forma permanente: el SDF o Shanghai Defense Force. Los estadounidenses hicieron lo propio enviando un contingente de Marines.
La situación en Shanghai había cambiado mucho desde el acuerdo tras la Guerra del Opio. Los "extranjeros" controlaban la ciudad económica, política y militarmente y se podría decir que la habían invadido. Sin embargo, en 1931 haría su aparición una naciente nación colonial: los japoneses. Utilizando como excusa lo que ha pasado a conocerse como el "Incidente Shanghai" (la muerte de un japonés a manos de la policía de Shanghai), los japoneses mandaron tropas para defender a su numerosa colonia en la ciudad (colonia que se había formado tras la Primera Guerra Mundial donde Japón había obtenido cierto reconocimiento internacional y compensaciones por su participación a favor de los vencedores; en aquel momento, el 80% de los extranjeros en Shanghai eran japoneses y vivían en una zona de la ciudad que se conocía como pequeña tokio). A partir de ese momento, las tropas japonesas controlan la ciudad. El SMC pierde su poder en la ciudad y todo pasa a estar bajo control japonés. Fue una situación rara porque Japón y Gran Bretaña no estaban en guerra y, estrictamente hablando, Japón dejaba a los extranjeros seguir operando y viviendo en Shanghai, la diferencia es que las decisiones municipales las tomaban los japoneses e, incluso, la policía pasó a ser japonesa.
La segunda guerra chino-japonesa iniciada en 1937 enrareció aún más el ambiente, al igual que el inicio de la Segunda Guerra Mundial en Europa. Japón controlaba la ciudad de Shanghai, pero en el exterior había soldados chinos deseando entrar (de hecho, hubo varias batallas que se saldaron a favor de los japoneses) y en el interior de la ciudad había un asentamiento internacional lleno de europeos que, en algunos casos, estaban en guerra entre ellos, pero no con Japón o con China.
Estamos a 6 de diciembre de 1941, la situación en el Asentamiento Internacional de Shanghai sigue rara. Se ha convertido en un avispero lleno de rumores, espionaje y traiciones. El lugar ideal para empezar nuestra aventura...
Sí, es 6 de diciembre de 1941. Japón está a punto de atacar Pearl Harbor. Tus jugadores seguramente lo saben, sus personajes no. Si quieres evitar problemas de interpretación, no digas que día es. Di: "estamos a finales de otoño de 1941...
Los personajes
Los personajes pueden ser británicos o chinos, pero todos ellos pertenecerán a la Policía Municipal de Shanghai. Puedes crearlos con algún conocimiento militar, pero no son militares, son policías. Los personajes chinos, me temo que había un poco de racismo, no pueden ser oficiales. La presencia de policías chinos está justificada porque la policía actuaba en toda la ciudad, no sólo en el Asentamiento Internacional de Shanghai y hasta los británicos sabían que determinados asuntos era mejor que los resolvieran policías locales.
Debes leer o permitir que tus personajes lean la introducción. Se supone que conocen la situación de la ciudad. Remárcales, de todas formas, que sus días de policías "todopoderosos" han acabado. De eso se encarga la policía japonesa. Su verdadera tarea consiste en evitar que los ciudadanos europeos se metan en problemas con las autoridades japonesas (sacarles de bares cuando han bebido, dorar la píldora a algún oficial japonés para que haga la vista gorda con el coche mal aparcado del embajador, etc.)
Shanghai
Shanghai es una de las ciudades más populosas de esta época. A los millones de personas que viven en ella, hay que sumar más de un millón de soldados japoneses que fueron enviados allí. Sin embargo, a diferencia de otras ciudades de la época, Shanghai no ha tenido un plan de urbanismo racional. Las calles son estrechas, retorcidas; las casas son de madera y en ocasiones pasan por encima de las casas de al lado o por encima de las calles que no siempre son de asfalto y, están cubiertas de ropa tendida o cables. En la calle hay gente, siempre hay gente a casi todas las horas del día y cargada de enseres, comida, ropa, etc. Esta sensación de agobio permanente debe reflejarse durante la partida. En las persecuciones, en los locales, en cualquier sitio siempre habrá gente, mucha gente dedicada a sus quehaceres diarios, pero estorbando o apartándose precipitadamente ante el paso de un grupo de policías japoneses.
Muerte en el burdel
Tras una ociosa mañana en el despacho, la verdad es que últimamente no hay mucho trabajo, el oficial al mando de los personajes recibirá una llamada. El ruido del teléfono pondrá a todos un poco en tensión (los teléfonos no se usa muy a menudo). Quién llama es Xin, una conocida de la policía que regenta uno de los burdeles chinos en el norte de Shanghai. La llamada de Xin no es de cortesía. Está aterrorizada, casi llorando, aunque intenta disimularlo pues a saber quién puede tener intervenido el teléfono de la policía (paranoia antijaponesa, me temo). Xin no es dada a la exageración. Si ha pedido ayuda directamente a la policía de Shanghai es porque el tema es grave, muy grave y no, la policía japonesa no debe enterarse.
Un ciudadano japonés ha muerto en una de las habitaciones del burdel. Considerando lo que los japoneses hicieron la primera vez que un japonés murió a manos de un chino (invadir la ciudad), sí, se trata de un caso muy gravo. Xin ha hecho bien en llamarlos. El fallecido está en la cama, desnudo en una posición que no deja lugar a dudas de qué estaba haciendo antes de morir. La chica que estaba con él dice que murió de repente mientras estaba con él. No gritó, no habló, se quedó quieto y rígido. La pobre mujer está de los nervios porque no se dio cuenta al principio y estuvo un rato con el cadáver (¡parte de la noche y la mañana!). Eso pondría de los nervios a cualquiera.
Un examen superficial (TA Medicina) permitirá intuir que el personaje ha muerto envenenado. Si ningún personaje tuviera Medicina, permíteles una TA de Descubrir e indícales que tiene la lengua negra y un evidente moratón en la nalga derecha (el lugar por donde le inyectaron el veneno).
Xin les explicará que el muerto llegó al burdel acompañado de dos europeos (si no, no le hubiera admitido). Le explicaron que estaban gastándole una broma a su amigo que se iba a Tokio al día siguiente y que querían pagarle una noche inolvidable. Xin no lo hubiera aceptado, pero los extranjeros le pagaron bien, muy bien, en libras. No, no eran británicos. Debían ser holandeses o alemanes por el acento. ¡A ella todos los europeos le parecen del mismo sitio! Sí, Xin vio de donde venía y dónde se fueron los extranjeros. No hubiera aceptado al japonés de no ser así. Les dice que habían estado en el bar Hau-Lin a unas manzanas de allí. La relación entre el bar Hau-Lin y el burdel de Xin es conocida.
Nota: Si los personajes ven el dinero o más tarde preguntan por él, podrán descubrir que es falso con una TA de Falsificar. Podrían hacerlo con Descubrir, pero la TA tendría entonces +2GD.
Si revisan los efectos del muerto descubrirán un recibo de una tintorería (Tintorería Shan-Dala) que está como a unos 10 minutos andando del burdel.
De bares
Hau-Lin es un bar bastante decente para chinos que es frecuentado, en ocasiones, por los europeos (rara vez por japoneses salvo que vayan buscando a alguien). Esto significa que el bar es oscuro, con decoración de mimbre y farolillos por todas partes, pero no tiene el agobio ni el ambiente de los fumaderos de opio. Está a un nivel por encima.
La clientela del bar es o bien europea o bien chinos lo suficientemente acomodados para que quieran que se les vea con europeos. En otras palabras, no es el típico bar en el que se pueda entrar pegando patadas, dando puñetazos y enseñando la placa, aunque tus personajes pueden hacerlo así si quieren despedirse de su carrera. Es mejor que las preguntas sean discretas y que se moleste a los clientes lo menos posible.
De todas formas, sólo la camarera, una rubia francesa (en realidad estadounidense) que insiste en que es cantante y de vez en cuando aterroriza a los comensales con sus graznidos, y Jiao Zhou, el dueño del local y que intenta atender personalmente a todos lo que entran en el local. A Zhou no le gusta colaborar con la policía (sabe que muchos de sus clientes tienen cosas que ocultar), pero si tiene que elegir, preferirá hablar con los policías británicos antes que con los japoneses. Advertirle de que han descubierto el cadáver de un japonés que estuvo en su local la pasada noche es la mejor forma de obtener su colaboración. Les dirá todo lo que sabe que es mucho: recuerda al japonés y sabe que estuvo con dos alemanes que son asiduos del local, les había visto en ocasiones en el bar. Sí, claro que sabe donde viven, alguna vez les ha llevado botellas a la habitación.
Jena Piaf (la camarera de acento francés que, en realidad, se llama Betty Anderson) también recordará a los alemanes y al japonés (ella dirá chino, no los distingue), aunque ella no sabe donde viven (¡acaso creen que soy de esas que va a casa de los clientes!). Sin embargo, si le preguntan por la casa del japonés, les dirá que cree que vive cerca del río porque una vez le vio por allí paseando con un apuesto oficial de la armada británica, alto, rubio con un precioso bigote de los de antes, aunque no podría tener más de 30 años.
En casa de los alemanes
La casa de los alemanes está en el Asentamiento Internacional de Shanghai, a unos 20 minutos del bar Hau-Lin. Es una residencia de apartamentos bastante modestos. Una estrecha escalera, levemente iluminada, asciende cuatro plantas con dos puertas en cada planta. Los alemanes están en el tercero a la derecha; las otras viviendas están ocupadas por europeos (cuidado con confundirlos). Por el pequeño ventanal de los rellanos entre las plantas podrán ver el tejado de las casas cercanas, casi podría tocarse con la mano.
Los alemanes están en casa y no, no esperaban que la policía de Shanghai los descubriera, pero están preparando las maletas para largarse. Si los PJ intentan acceder a la vivienda por las buenas (llaman a la puerta), no abrirán, aunque antes de la llamada los alemanes (dos) no habrán tenido ningún cuidado y se les habrá oído hablar dentro (en alemán). Si los PJ entran en plan policía de los años treinta (patada en la puerta y pistola en mano), descubrirán a unos sorprendidos alemanes metiendo cosas en un par de maletas.
En cualquier caso, los alemanes no son trigo limpio y no se pueden permitir que los cojan. Se defenderán (llevan pistolas) e intentarán huir por la ventana (que está a la altura de los tejados) si los PJ les dejan. No se rendirán, aunque se vean acorralados y si llegarán a cogerles, activarán una cápsula de cianuro en una de sus muelas.
Nota: la policía japonesa no suele intervenir en el Asentamiento Internacional de Shanghai, pero si los disparos duran muchos asaltos, los vecinos darán la voz de alarma y se personarán en el edificio (muchos son militares) o llamarán a la policía (lo que hará que los japoneses acudan en unos minutos). Vamos, que lo que hagan los PJ debe ser rapidito.
En la habitación de los alemanes, además de diversa ropa, documentación comercial y pasaportes con diferentes nombres, los PJ encontrarán dos cosas importantes (están en las maletas, así que la TA de Descubrir es muy sencilla):
- Unas planchas de imprenta con lo que parecen libras esterlinas (además, verán el cuño de una imprenta en un lateral) más muchos billetes falsos junto a ellas. El cuño de la imprenta no les resultará conocido. Pueden preguntar por la calle, pero por la zona no parecen reconocerlo; si vuelven al cuartel, en la guías de la ciudad podrán encontrar la dirección del local sin problemas. Resulta que está cerca de la tintorería. [Nota: el logotipo de la imprenta no está en las planchas de metal, sino en unos soportes de madera sobre los que estás planchas están atornilladas].
- Documentación militar británica (clasificada, claro).
- Una nota en clave (y descifrada debajo) que, en alemán, dice: ¡Volved a casa el 6 de diciembre!:
Tus personajes se habrán dado cuenta ya que están frente a una operación de espionaje alemán, pero qué relación tiene con el japonés y, sobre todo, qué pintan esas planchas para imprimir dinero falso en las maletas...
A pesar de todos los cuidados que pongas por matar a los alemanes, los PJ podrían capturar a alguno con vida (malherido e incapacitado para activar el cianuro, por ejemplo). Si les interrogan se aferrarán a su coartada de que son empresarios alemanes buscando suministradores chinos para la guerra en Europa (alguno de sus documentos apunta en esa dirección). Negarán conocer al japonés muerto, negarán ser espías y exigirán llamar a su embajada. La única prueba que tienen contra ellos son las planchas de imprimir billetes y la documentación británica, pero los alemanes dirán que no es suya y que los PJ la han colocado en la maleta. Naturalmente, con un poco de tiempo y persuasión, cualquier espía habla, pero estamos a 6 de Diciembre y los PJ ahora saben que algo gordo va a pasar el 7 de Diciembre. Los espías les dirán que son órdenes de la empresa y desconocen la importancia de la fecha (lo que, en parte, es cierto).
En la tintorería
Shan-Dala es una tintorería familiar que atiende a los europeos del Asentamiento Internacional de Shanghai. Posiblemente, los PJ hayan llevado al local alguno de sus uniformes de gala en alguna ocasión. El dueño del local (y padre de sus cinco empleados, cinco hijas) será muy amigable con los PJ. Es el típico comerciante que sabe que sus ingresos proceden de los militares y policías del asentamiento y les dorará la píldora todo lo que puedan.
Si los personajes le enseñan el recibo de la tintorería, el dueño les sacará un uniforme del Ejército Imperial Japonés en un estado impecable y les dirá el precio (cinco peniques). Los personajes harían bien el pagar al tintorero porque estos son tiempos difíciles y el dueño del traje ya no podrá pagarlos. Además, ese gesto desatará la lengua de su interlocutor. Les contará que recuerda perfectamente al señor Do, ya que es el único cliente japonés que tiene (tenía si le han explicado ya que está muerto). Es un señor muy amable y tiene una ropa especialmente delicada. No es como los rudos soldados japoneses que patrullan por la calle (momento de silencio atisbando la calle por si acaso); él era un caballero, un samurái. Además, a diferencia de otros, siempre le pagaba con una libra y le decía que se quedara con la vuelta. ¡Una libra por cada limpieza! Todo un caballero, ya se lo digo yo. [Nota, sí, pagaba con libras falsas, aunque él no sabía que eran falsas]. El dueño de la tintorería les podrá indicar la dirección de la casa del señor Do. Está cerca del puerto (algo que ya sabrían si hablaron con la rubia afrancesada).
Además de toda la escena del interrogatorio, los personajes serán testigos de otro suceso mientras estén allí. Un chino, pequeño y encorvado, recogerá unos monos de taller y una de las hijas le echará la bronca: "¡Dile a tu jefe que la nueva tinta que está usando es más difícil de quitar! ¡Si vuelve a traer esas manchas, tendré que cobrarle más caro!"
Tienes que hacer que la escena parezca una anécdota más dentro del bullicio habitual de fondo de Shanghai (lo que implica que en otros lugares, como el burdel o el bar, bebes haber incluido alguna escena como esta). Sin embargo, puede que a los personajes les llame la atención algunas cosas: el chino no parece el tipo de cliente habitual de la tintorería y además está muy nervioso y deseando irse, tinta en monos de trabajo implica imprenta, tinte diferente implica trabajos especiales como... ¿billetes? (esto sólo si ya han estado en casa de los alemanes). Si se dan cuenta de esto, podrán darle el alto (recuerda que son policías). El chino huirá y se verán obligados a perseguirle por las atestadas calles de Shanghai. Durante la persecución, los personajes podrán ver el logotipo (una letra en chino) en el mono de trabajo y si han estado en la casa de los alemanes podrán relacionarlas con las planchas. Si lo cogen, les dirá que no sabe nada y que iba a la imprenta de su señor, nada más. Si no le cogen, podrán encontrar la imprenta preguntando en la calle por ella. Mucha gente parece conocerla porque está cerca de esa zona.
En la imprenta
Pocas cosas descubrirán los personajes en la imprenta que no hayan imaginado ya. El dueño les dirá (tras atemorizarle) que unos alemanes vinieron a su imprenta y le ofrecieron mucho dinero por imprimir billetes británicos. Él no quería hacerlo, pero le amenazaron con denunciarle a los japoneses (¡nunca debió imprimir aquellas octavillas contra la ocupación japonesa!). Además, le dijeron que no iban a imprimir mucho dinero, sólo cantidades pequeñas de billetes de una libra que utilizarían para sobornar a un funcionario japonés (engañar a los japoneses tampoco estaba mal, ¿no?). Ha tenido las planchas un mes y habrá impreso unas 10.000 libras esterlinas. Sin embargo, los alemanes llegaron ayer con prisas, se llevaron las planchas aprovechando que él había salido a llevar varios monos a la tintorería y no ha vuelto a saber de ellos. Por cierto, aún le deben algo de dinero...
Nota: el impresor ha cometido un delito bastante grave (falsificar dinero), pero también es verdad que es un activista contra la ocupación japonesa. Queda a discreción de los PJ denunciarle (y encerrarle de por vida en una cárcel británica) o ganarse un aliado para futuras partidas.
En casa del señor Do
Finalmente, los personajes se han enterado de donde vive el señor Do. Ya es de noche, algo avanzada, pero aún deben investigar esta última pista. La casa del fallecido es bastante amplia, para lo habitual en Shanghai, y tiene buena decoración en la fachada. Seguramente perteneció, en algún momento, a algún hombre de negocios chino, pero las autoridades japonesas debían haberla requisado para el uso de sus agregados y militares. Como podrás imaginar, la casa no está en el Asentamiento Internacional de Shanghai y aunque los PJ tienen autoridad para entrar en ella, tendrían que dar muchas explicaciones a la policía japonesa si les pilla dentro. Esas explicaciones, entre otras cosas, incluirían que el señor Do ha muerto envenenado en un burdel chino. En otras palabras, si los personajes no quieren problemas, lo mejor es que entren subrepticiamente o alguien les verá y avisará a la policía japonesa.
En el interior descubrirán una casa lujosamente decorada aunque carente de cualquier recuerdo personal, lo que señala que es una casa alquilada o una casa utilizada sólo temporalmente. En los armarios de la casa descubrirán ropa y enseres normales para un militar, aunque de buena factura, caros. Está claro que el señor Do no era un soldado cualquiera en el ejército japonés.
En la casa hay una caja fuerte. No está muy oculta y no será fácil descubrirla (abrirla, sin embargo, requerirá algo más de pericia). En su interior los PJ encontrarán:
- una buena cantidad de libras esterlinas, de dólares y de yenes.
- Bastante documentación confidencial británica, japonesa y estadounidense.
- Una fotografía del HMS Peterel (un barco fluvial anclado en el puerto de Shanghai).
Cerrando el caso
Los personajes tendrán ya una idea aproximada de lo que está pasando. El señor Do es una especie de agente japonés (o agente libre, eso no está muy claro) que vende información a los alemanes. Estos le estaban pagando en dinero falso. Es posible que el señor Do se diera cuenta o es posible que los alemanes decidieran borrar su rastro en la ciudad. Por eso decidieron envenenarlo y dejar que muriera en un burdel chino. Pensaban que sería descubierto por los japoneses y que ellos podrían escapar en el revuelo posterior (para desgracia de los alemanes, Xin tenía contacto con la policía de Shanghai, algo que ellos no sabían). También sabrá que el señor Do estaba obteniendo información británica y que ese alguien, posiblemente, es miembro del HMS Peterel y por la información obtenida algún oficial de graduación media o alta. Además, si hablaron con la camarera, sabrán que el británico es rubio con un bigote espeso.
Su siguiente paso debería ser informar al responsable militar británico en Shanghai. Estrictamente hablando no es su jefe, pero todos saben que si los japoneses aún no han borrado a los europeos de Shanghai es gracias a su presencia. Además, el espionaje es un tema militar que se sale de las competencias normales de la policía. En otras palabras, vamos a soltarle este "marrón" a otro que ya nos hemos visto involucrados suficiente por hoy.
Desgraciadamente, cuando lleguen al cuartel general, ya de noche, el oficial al mando será una de las pocas personas de Shanghai que sabe que algo raro ha pasado en Pearl Harbor. Aún no sabe qué, pero sabe que ese día no va a ser corto. Ha puesto a toda la guarnición en alerta (les ha dicho que es un ejercicio) y cuando los PJ consigan verle (les hará esperar bastante), les explicará que tiene un problema entre manos muy gordo y que no puede atender su problema. No los minusvalorará, ni dirá que no es importante, pero no tiene personal para que continúen la investigación. Así que les dará un documento que les permitirá acceder a todas las instalaciones militares y les pedirá que busquen al espía y le detengan (vamos, que les devolverá el marrón con un "swing" de derecha que ni el mismo Harry Hopman - un famoso tenista australiano de esa época). Pueden considerar que ha sido oficialmente reclutados para el ejército británico de forma temporal (los PJ chinos también)
Nota: el ataque japonés a Pearl Harbor empezó a las 7:53 (hora de Hawai), las 22:53 (hora de Shanghai). Las primeras noticias del ataque japonés a Pearl Harbor llegaron a Shanghai a las 4:20 am (hora local). Puedes hacer que los PJ aparezcan en esa hora en el cuartel alargando las escenas previas, aunque también puedes suponer que la noticia llega antes a Shanghai. La trama final de la partida se mezcla con el ataque japonés en Shanghai, así que es importante que los personajes se den cuenta de que algo grave está pasando [adviérteles señalando que hay más presencia militar japonesa en las calles o que hay controles en algunas partes del puerto]. No te preocupes por los jugadores. Ellos ya sabrán lo que está pasando.
Si le dan la descripción del oficial (rubio, joven, apuesto y con bigote) señalará dos opciones: un oficial de intendencia en el mismo cuartel y un oficial del HMS Peterel.
¿Pero qué hacen aún aquí? ¡Vayan, vayan, interroguen, detengan! ¡No molesten más!
Intendencia
Es posible que los personajes decidan ir a Intendencia antes que ir al barco (eso les hará perder más tiempo, aunque tienen la pista de la foto en casa del señor Do para no necesitar hacerlo). El coronel Abiss, jefe de intendencia (rubio, apuesto y con bigote) no les recibirá bien. La carta del comandante de Shanghai les abre muchas puertas, pero eso no hace que un militar de carrera se muestre dispuesto a colaborar con civiles... ¡y algunos chinos!
Abiss se mostrará seco, cortante y muy sospechoso. Simplemente es racista y clasista, pero no es culpable de nada. No conoce al señor Do, ni ha comerciado con secretos militares ni sabe nada de lo que le están hablando. Que con su mal humos consiga convencer a los PJ es otra cosa. Naturalmente, tiene coartada para la noche del 6 al 7 de diciembre, aunque eso no significa que no sea el confidente.
El HMS Peterel
El HMS Peterel es un barco fluvial que los británicos tenían anclado en las aguas de Shanghai. Su misión principal era servir como puesto de comunicación entre los militares de Shanghai y otros puestos británicos en el mundo. Esto quiere decir que algunos miembros del barco, que habían escuchado las trasmisiones, ya sabían que los japoneses estaban atacando a los estadounidenses. El barco estará en zafarrancho de combate y la llegada de los personajes (suponemos que pueden conseguir algún tipo de embarcación en el puerto que los acerque, seguramente un barco plano chino de estos típicos) no será bien recibida. De hecho, si quieres poner un poco de tensión a esta escena final, los personajes pueden recibir algún disparo de advertencia (en la proa) diciendo que no se acerquen más. Tendrán que explicar a gritos el objeto de su misión y convencer al Comandante Kennedy para que les deje acercarse.
Nota: el comandante se llamaba Kennedy, no nos lo hemos inventado.
Si le explican al comandante los detalles de la misión, a pesar de que está en un evidente estado de nerviosismo, les señalará sin dudarlo a uno de sus oficiales, el teniente Arling. Este, que estará presente en el puente de mando (es su obligación), se sentirá amenazado e intentará huir. El comandante y los personajes (ante la sorpresa de la marinería) podrán perseguirle a través de la cubierta e intentar darle alcance y capturarle.
En ese mismo momento, uno de los vigías avisará que el USS Wake ha sido abordado por los japoneses y que han arriado su bandera (¡se han rendido!) y que un segundo buque japonés se dirige hacia ellos. El comandante mirará a su tripulación y verá reflejado en su rostro que no piensan rendir un barco de la gloriosa Armada de Su Majestad. Luego mirará a los personajes y les dirá: "Están invitados a quedarse, pero les advierto que los japoneses nos han declarado la guerra."
Decisiones finales
El HMS Peterel resultó hundido en la batalla de Shanghai. De hecho, fue el primer buque británico hundido por los japoneses en la Segunda Guerra Mundial. Tras ofrecerle la posibilidad de rendirse (anunciándole que sus naciones estaban en guerra), el comandante Kennedy invitó a los oficiales japoneses a abordar el barco para discutir los términos, aunque en realidad estaba ganando tiempo para colocar cargas de demolición y destruir los libros de códigos. Los japoneses rehusaron la invitación y poco después empezaron a cañonearlo (desde el crucero Idzumo) y a ametrallarlo desde una cañonera y desde la costa. La tripulación del HMS Peterel devolvió el fuego, pero finalmente, debido al daño, se hundió. Muchos marineros se lanzaron al agua donde fueron ametrallados por los barcos japoneses. De los 21 tripulantes de la embarcación (ver nota), sólo sobrevivieron 12, pero estos lo hicieron gracias a la participación de algunas barcas chinas que, bajo fuego enemigo, rescataron a los marineros y los llevaron a un barco de bandera panameña llamado SS Marizion (aunque su tripulación era noruega). Violando las leyes internacionales, los japoneses abordaron el mercante y capturaron a los supervivientes.
Nota: algunas fuentes señalan que la tripulación del HMS Peterel era de 22 personas (y no 21). Quizás incluyan al teniente Arling entre los tripulantes.
Esta escena final puede resolverse de muchas maneras, pero deja que tus personajes la decidan:
- pueden quedarse en el HMS Peterel y correr la suerte de la tripulación. Un buen combate final (con tintes históricos) siempre es un buen final para una partida de Comandos, aunque acabes muerto o prisionero.
- pueden abandonar el barco en el mismo barco que lo abordaron y ser una de las embarcaciones chinas que acuden en ayuda de los marineros caídos al agua. Como barco chino, los japoneses no le prestarán mucha atención ya que no imaginarán que van policías en su interior. Las tropas japonesas tenían órdenes de evitar problemas con la población china esos primeros días. El objetivo era controlar la presencia Aliada en Shanghai, hubiera sido mucho más difícil hacerlo con un levantamiento chino. Tras salvar a los tripulantes, los PJ deberán aún regresar al puerto y ponerse a salvo.
- pueden regresar al puerto (ignorando el destino del HMS Peterel) e intentar regresar a su cuartel (encerrando al espía) o regresar al cuartel (y entregar al espía). En cualquier caso, no será fácil. Las calles están vacías de civiles y los únicos a los que se ve son a los japoneses patrullándolas. Además el teniente Arling intentará traicionarles a la primera oportunidad (piensa que su destino con los japoneses será mejor que con los británicos, pero se equivoca: el señor Don no es un espía japonés, sino un "agente libre" que sacaba dinero espiando para mucha gente; los japoneses lo descubrirán, tarde o temprano, y matarán al teniente). El regreso, cuando menos, tendrá algún enfrentamiento con alguna patrulla japonesa.
Al final, si sobreviven a esa noche y llegan a su cuartel o al cuartel militar, los personajes habrán terminado su misión. Los días siguientes serán complicados, pero no tan duros como habían imaginado. Los policías chinos serán expulsados del cuerpo (pero no los matarán). Los policías europeos podrán mantenerse en su puesto controlando a una población europea desocupada, pero no detenida (El Asentamiento Internacional de Shanghai se convertiría en una especie de ghetto). Los mandos sí serán detenidos y llevados a campos de prisioneros fuera de la ciudad. La situación irá empeorando según pasen los días. Obligarán a los europeos (del bando "Aliado") a llevar brazaletes que los identifiquen, les echarán de sus viviendas y en bastantes ocasiones serán objeto de malos tratos por parte de los soldados y la policía japonesa. La situación se alargará hasta febrero de 1943 en el que todos los antiguos miembros de la administración europea serán internados en campos de prisioneros. Salvo que tus personajes escapen de Shanghai (en una futura partida) ese, me temo, es el destino que les espera a los que sobrevivan a Una noche de diciembre en Shangai