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T-35, el tanque de cinco torretas
La Unión Soviética produjo algunos de los mejores carros de combate de la Segunda Guerra Mundial, pero todos los éxitos están siempre jalonados por fracasos o, cuando menos, decisiones extrañas. Este es el caso del T-35 que nos ocupa.
Entre 1920 y 1930 surgió en el diseño de tanques un concepto táctico que suponía que el carro de combate tenía que ser capaz de disparar en varias direcciones a la vez. Era una idea heredada de la Primera Guerra Mundial. Se pensaba que el carro de combate debía avanzar, aprovechando su protección, hasta las líneas enemigas y que una vez allí se vería rodeado de enemigos y tendría que dispararlos a todos. No se concebía aún el carro de combate como un arma que combatía junto a otras de similares características sino como un elemento aislado que marcaba la diferencia en el campo de batalla.
Siguiendo este concepto la factoría Bolshevik diseñó un carro pesado multitorreta (de hecho diseñó dos, pero esa es otra historia). En Julio de 1932 construyeron un prototipo con un cañón de 76,2 mm al que le añadieron 4 torretas de 37 mm y dos ametralladoras. El peso fue demasiado para el carro, tenía muchos problemas de trasmisión y era muy complejo de fabricar. El principal problema es que los motores de la época que podían entrar en un carro tenían un límite de peso. La única forma de añadir cañones era reducir el peso, lo que implicaba reducir blindaje, solución que tampoco era válida.
En agosto de 1933 se aprobó el diseño definitivo del T-35 y entró en producción en la fábrica Malyshev. Los cañones de 37 mm se habían cambiados por 45 mm, se había alargado el chasis y, además, se introdujeron cambios mientras se iban produciendo los carros (no se puede decir que hubiera dos iguales). Al final, el T35 modelo 1938 alcanzó cierto grado de uniformidad.
El cañón principal de 76,2/16,5 mm estaba pensado para apoyar a la infantería y llevaba una ametralladora a la derecha del cañón en un afuste semiesférico. Cañón y ametralladora se disparaban independientemente y la torreta giraba 360º. A partir de 1937, a esta torreta se le añadió una ametralladora antiaérea. Todo el conjunto giraba gracias a un motor eléctrico.
Las dos torretas de 45 mm (fueron de varios modelos de cañones) llevaban una ametralladora coaxial, tenían una limitación de altura (hasta 23º) y un ángulo de tiro lateral también limitado. Las torretas de las ametralladoras restantes eran más pequeñas y se movían a mano.
Los últimos modelos se produjeron con una nueva torreta (redondeada) y con un incremento de blindaje, especialmente en la parte frontal, lo que incremento el peso del vehículo de 42,5 toneladas a 45 y empeoró sus problemas mecánicos.
La evolución del arma blindada, especialmente gracias a las enseñanzas de la Guerra Civil española y el principio de la Segunda Guerra Mundial, dejó obsoleto al T-35 antes de que entrara en combate y por eso la producción se detuvo con 55 unidades. Sin embargo, los soviéticos los mantuvieron en unidades de primera línea, en concreto, los regimientos 67 y 68 de la 34ª división blindada que, en el momento de la operación Barbarroja estaba destinada en Kiev. Al empezar las hostilidades con Alemania, la mayoría de los T-35 fueron abandonados y destruidos por sus dotaciones por culpa de fallos mecánicos. Se sabe que los alemanes capturaron uno (hay fotografías) y que los soviéticos salvaron cuatro que fueron destinados a misiones de entrenamiento en la retaguardia y que nunca más volvieron a verse en el frente.
Datos para Comandos de Guerra
Inicio: 1935