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jueves, 28 de marzo de 2024


 

FLUIDOTRAJE

Cuando nos transportamos al mundo del Exo solemos pensar en que la evolución de la técnica ha seguido nuestros estándares humanoides y así imaginar cuales serían las herramientas que emplearían los miembros de esta sociedad tan tecnificada. Pero una de las características de Exo es que las razas humanoides, si bien son las más abundantes, no son las únicas.

Veamos algo tan sencillo como la vestimenta. Cuando pensamos en la ropa que llevan los habitantes de la galaxia Exo nos vienen a la cabeza tejidos más o menos modernos, quizá con algún tipo de circuitería integrada o sistemas adicionales de soporte vital, pero que básicamente cubren el tronco y las piernas, dejando libre la cabeza. Es algo normal, ya que, a fin de cuentas, los humanoides suelen concentrar sus sentidos externos en esa parte del cuerpo y es normal que la dejen libre para no molestar a su eficiencia. En el caso de que también deba protegerse la cabeza se recurre a coberturas más o menos transparentes. Pero ¿que pasa cuando no se existe esa concentración de sensores en una parte? ¿Y si estamos ante una raza que siente por todo el cuerpo? ¿Existiría la posibilidad de cubrir todo el cuerpo con algo que sea más o menos transparente y que al tiempo proteja contra las agresiones del entorno?

Los doctes tuvieron que enfrentarse a este problema desde los inicios de su evolución. Al tener sus sensores visuales, auditivos y táctiles repartidos por todo el cuerpo pronto descubrieron que no podían usar cualquier tipo de cobertura para protegerse de los elementos, ya que al hacerlo mermaban su capacidad sensitiva. Los primitivos doctes descubrieron que podían aislarse del frío y mantener sus sentidos en un grado de funcionamiento óptimo untándose grasa de animales por el cuerpo. De hecho esto responde a una mejora de sus mecanismo naturales, ya que cuando un docte sufre una agresión del medio (ya sea por frío, calor o partículas abrasivas), secreta de forma natural un sebo protector. Aunque de esta forma perdían percepción en el espectro visible, aprendieron a concentrarse en la percepción frecuencias más altas que penetrasen la capa de grasa. Con el desarrollo de su tecnología fueron fabricando sus propias grasas protectoras artificiales, con menor tasa de absorción al espectro electromagnético. Este desarrollo técnico llego a su culminación con la que hoy en día es la forma habitual que tienen los doctes de protegerse del medio ambiente hostil, el fluídotraje.

Un fluídotraje es realmente una solución gel con una viscosidad variable en función del esfuerzo cortante recibido (lo que en la tierra conocemos como fluido no-newtoniano). Este fluido, de aspecto transparente, se aplica sobre la piel del docte, dejándole transpirar, respirar y percibir el exterior, pero protegiéndolo del frío y el calor. Estamos hablando en términos generales de fluídotraje, pero en realidad existen varios tipos en función del entorno hostil del que se quiera proteger el docte. Así existe fluidos para climas árticos y para entornos áridos en incluso para el vacío.

Existen dos formatos comerciales de estos fluídotrajes. El primero, más económico, y apto para las aplicaciones más sencillas, consiste en unos botes a presión con los que el docte pulveriza su cuerpo hasta protegerlo entero. Una aplicación de uno de estos botes suele durar unos tres días antes de que poco a poco se vaya evaporando (los doctes aprendieron pronto que el resto de razas no veía con buenos ojos que fuesen dejando un rastro de sus fluídotrajes conforme estos se iban desprendiendo). Un bote de protección para temperaturas entre 0 y 30ºC cuesta 2 estándares. Uno para entornos de entre -15 a 0 ºC cuesta 7 estándares y uno para temperaturas entre 30 y 45 ºC cuesta 12. Todos estos fluidos son impermeables y sirven únicamente para presiones atmosféricas normales. Para entornos más extremos hay que recurrir al otro formato de presentación. Este consta de una pequeña mochila que se adhiere a la espalda del docte de la cual salen una serie de filamentos que unen varios pequeños nodos emisores de fluido en cuatro o cinco puntos del cuerpo. Cuando se activa la mochila el fluido sale de esta y de los nodos, distribuyéndose a lo largo de los filamentos hasta cubrir el cuerpo del docte. Si es necesario algún sistema de soporte vital adicional este viene incorporado en la mochila. Cuando ya no es necesario seguir usando la protección del fluídotraje este es reabsorbido por los nodos, aunque siempre hay pequeñas mermas que obligan a recargar el sistema cada cierto tiempo. Existen mochilas de fluídotraje para temperaturas muy frías por 200 estándares, para operar en el vacío por 500 estándares, de inmersión por 450 estándares, de protección civil (2/3 puntos de protección por todo el cuerpo) por 600 estándares y de protección militar (5/5 puntos de protección) por 1700 estándares.

 

 

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«Vettera: por la razón.»

Ed Thiers