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viernes, 29 de marzo de 2024


 

Saco del espíritu del Invierno

«Cuenta una vieja leyenda, que hace muchos años vivía un hombre cuya bondad era tan grande como su pobreza, que pasaba su vida recogiendo leña para después venderla. Cada nuevo día salía temprano al bosque con su saco vacío a la espalda para volver, horas más tarde, con él repleto de todo aquello que encontraba en sus paseos que pudieran servirle a alguien. Sin embargo apenas sacaba beneficio, pues no cobraba nada a aquellos que veía realmente necesitados.»

»Un día de duro invierno, una niña de la aldea en la que vivía cayó gravemente enferma. Los curanderos del lugar tenían poca esperanza en que sobreviviera. Era crucial que tomara una infusión creada con una extraña planta muy difícil de encontrar. Por casualidad, el hombre bueno escuchó la descripción de aquella hierba y les dijo que el sabía donde había, pues en uno de sus paseos por la montaña la había visto.

»A pesar de que el tiempo empeoraba, el leñador dijo a la familia que no desesperara, que salía presto a buscar la planta. Tomó su saco al hombro y se marchó a pesar de los avisos por la pronta tormenta que le dieron sus vecinos.

»Tras una larga caminata, el hombre encontró lo que buscaba en un alto risco, al borde del continente donde las tierras elevadas de Eriloe terminaban. Allí, varias decenas de metros más bajo, crecía la preciada planta.

»Con cuidado y temor, el valiente leñador descendió por la pared de piedra y cogió el preciado tesoro. Cuando volvió subir y se disponía a volver llegó la temida tormenta de nieve y atrapó al desdichado leñador.

»Cuando el hombre estaba apunto de morir congelado la nieve comenzó a tomar forma humanoide a su alrededor. Se trataba del espíritu del invierno, quien, conmovido por el comportamiento altruista del leñador, le concedió un deseo. Para sorpresa del espíritu invierno el hombre le pidió que hiciera de su saco una bolsa mágica, donde poder guardar cualquier cosa. El espíritu tocó el saco. Al momento este se volvió blanco como la nieve y brillante como el hielo. Después el espíritu se marchó, deshaciéndose llevado por el viento.

»Entonces el leñador tomó su saco y se resguardó dentro de él hasta que la tormenta amainó.

»Al día siguiente el hombre regresó a su aldea para sorpresa de todos, pues le daban por muerto. Lo hizo con su nuevo y brillante saco a la espalda y al llegar allí no solo sacó las deseadas hierbas curativas, si no todo aquello que sus vecinos más necesitaban. Y es que el saco no solo podía guardar en su interior cualquier cosa, si no que entregaba al más necesitado aquello que de corazón necesitaba.

Esta leyenda fue pasando de boca en boca por todo Eriloe y muchos pueblos, en la celebración de la llegada del invierno, dejan un saco lleno de regalos por la noche para abrirlos en familia a la mañana siguiente. Lo que casi nadie sabe es que esta historia es real y que el saco es ahora un tesoro legendario perdido esperando a que algún aventurero lo encuentre.

Reglas del saco del espíritu del Invierno

Es un saco blanco y brillante donde puede guardarse cualquier cantidad de objetos, siempre que entre por su abertura. Además, una vez por semana, puede sacarse de su interior un objeto que alguien necesite de verdad. No vale simplemente desearlo con fuerza, aquel que lo pide debe necesitarlo.

 

 

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Cita

«Si perdemos esta guerra, que Dios tenga piedad de nosotros.»

Goering