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jueves, 28 de marzo de 2024


 

La muerte de Manuela Malasaña

El problema de convertirte en una calle (o un barrio) de una ciudad es que tu vida se transforma en función del interés del historiador. Cuando alguien habla de Malasaña, enseguida nos aparece la imagen de una heroína a la altura de otras mujeres u hombres de la Guerra de la Independencia (cuya imagen, por otro lado, también la hemos distorsionado un poco).

Sabemos pocas cosas de Manuela Malasaña y las que sabemos no siempre se mencionan. Nació el 10 de marzo de 1791 y su segundo apellido era Oñoro (por su madre, Marcela Oñoro). Su padre se llamaba Juan Malasaña, pero ese no era su verdadero nombre. Al parecer era Juan Malesagne, de origen francés, pero en un momento de su pasado decidió españolizarlo (no queda claro si fue él o si fue algún antepasado suyo). Vivían en la calle San Andrés, cercana a la actual plaza dos de mayo, y a pesar del apellido francés, sí se sabe que Juan Malasaña participó en la defensa del Parque de Artillería, junto a Daoíz y Velarde, y que allí murió. La calle Malasaña recibió el nombre original de Juan Malasaña, pero la muerte de la hija quiso que su popularidad fuera mayor que la de su padre y la calle cambió su nombre al actual de Manuela Malasaña. Juan era panadero de profesión y durante muchos años ha existido una vieja panadería en la calle Divino Pastor (cercana a la plaza dos de mayo) que los lugareños decían que era la panadería de la familia de este hombre.

Ahora bien, cómo murió Manuela Malasaña. Mucho nos tememos que hay diferentes versiones:

Muerte heroica

Al principio, sobre todo entre las gentes del barrio, se creyó que Manuela Malasaña murió en la defensa del parque de Artillería. Allí habría estado encargada de llevar municiones a los defensores, recorriendo las empalizadas de un sitio a otro. Dice la leyenda que murió junto a su padre, quién se mantuvo luchando hasta que se le acabaron las municiones traídas por su propia hija muerta al lado.

Hay bastantes pruebas que contradicen esta versión (como un certificado de defunción de Manuela Malasaña), pero no es extraño que sea una de las más populares. Una muerte heroica es justo lo que necesita un héroe popular.

Muerte defendiendo su honor

Muerte defendiendo su honor

Otra de las muertes más populares de Manuela es que ella, de profesión bordadora, iría de regreso a casa mientras a su alrededor se desataba el dos de mayo. Un patrulla francesa le dio el alto y entre bromas y chanzas intentó abusar sexualmente de ella (posiblemente, un cacheo muy personalizado). Manuela, que no estaba dispuesta a esas confianzas, sacó una tijeras, una herramienta de su trabajo, y se defendió. La pobre muchacha no era rival para unos soldados franceses y acabó muerta a sus manos.

Muerte colateral

Una versión reformada de la anterior, señala que la maestra del taller donde Manuela trabajaba no les permitió salir del mismo hasta que no acabaron los disturbios. Al salir, y regresando a su casa, nuestra heroína se tropezó con una patrulla francesa que al registrar sus pertenencias encontrarían las tijeras de su profesión. Dado que durante los combates de la mañana, muchos madrileños habían usado armas improvisadas, los franceses habían prohibido llevar armas de filo. Quizás Manuela no se había enterado del bando prohibitivo o quizás consideró que nadie podía creer que sus tijeras de bordar eran un arma de los alzados. Los franceses la fusilaron siguiendo las directrices de las órdenes dadas por sus superiores (fusilar al que sea descubierto con armas de filo).

Manuela Malasaña era una mujer bastante conocida en el barrio en el que vivía, cercano a uno de los lugares donde el 2 de mayo se vivió con más intensidad. Su muerte afectó a sus vecinos y es natural que al ir narrándola fuera ganando heroicidad en el relato. Si esta suposición es cierta, esta última muerte es, quizás, la más cercana a los hechos: una muerte absurda en medio de un conflicto mayor.

Independientemente de cómo murió, sí se sabe que lo hizo. Hay un certificado de defunción que la cataloga como la víctima setenta y cuatro de ese día dos de mayo. Tenía diecisiete años recién cumplidos y fue enterrada en el hospital de la Buena Dicha (hoy convertido en iglesia) junto a otros caídos en ese día.


La imagen del artículo la hemos sacado de este enlace (Ver), aunque en realidad pertenece a playclicks.com. En el artículo hay más imágenes con dioramas dedicados a hechos del dos de mayo.

 

 

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Cita

«Pastoreamos ovejas, conducimos ganado, lideramos hombres. Lidérame, sígueme o apártate de mi camino.»

General Patton