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martes, 3 de diciembre de 2024


 

El lote número 13.

La mañana del 24 de Mayo de 2010, Carol Ficher, empleada de Pablo Carrelero de "Carrelero e Hijo", una afamada casa de subastas de la ciudad de Cunia, se dispone a abrir el negocio. Había llegado un poco antes de lo habitual, pero, por la tarde, tenían una sesión muy importante y aún quedaban cosas que hacer. Era una de esas ocasiones en la que la Casa reunía a un selecto grupo de invitados en una subasta privada. Muchos preferían estas veladas, la ausencia de subasteros profesionales les daba cierta tranquilidad y la privacidad les permitía satisfacer sus caprichos personales ajenos a la publicidad de una subasta pública.

Además, era una ocasión importante pues la crisis económica también había alcanzado a los Carrelero y esperaban de sus invitados, lo más granado de Cunia, algunas importantes aportaciones que les permitieran mantenerse a flote. En total iban a exponer 12 piezas únicas procedentes de Alejandría: un escarabajo tallado en jade, varias figurillas ushebti de lapislázuli y otras reliquias documentadas de la tumba de Amenhotep III (noveno faraón de la dinastía XVIII). Todas las obras pertenecen a un coleccionista privado de la ciudad de Alejandría y era la primera vez que se exhibían fuera de Egipto. De hecho, las autoridades egipcias habían intentado evitar la subasta y eso había generado algún coste adicional.

Pero al traspasar el umbral del negocio, las preocupaciones económicas de Carol se desvanecerían de su mente como lluvia caída sobre el mar. Tras desconectar la alarma nocturna y acceder a la sala de exposición, descubre el cadáver de su jefe sobre el frío y pulido suelo de mármol. Lo primero que piensa es que les han robado, pero al revisar la sala descubre los 12 lotes que van a formar parte de la subasta. Están allí, en sus urnas, y nadie parece haberlos tocado. Hay una decimotercera mesa, con la urna abierta y lo que contuviera ha desaparecido.

Aquello parecía un caso para la Agencia Holmes...

Los personajes

A pesar de la última frase de la introducción de la aventura, la verdad es que puedes jugarla con cualquier grupo de detectives. De hecho, para la trama es incluso recomendable que la Agencia Holmes, tan famosa por descubrir siempre a los culpables, no se meta por medio. También puedes hacer que los personajes sean miembros de la policía de Cunia o, si quieres, subalternos de alguna de las personalidades invitadas a la subasta de la tarde.

La aventura a la que vas a enfrentar a tus personajes, es una aventura de investigación, donde los hábiles interrogatorios pueden ser más importantes que unos buenos puños y donde tus personajes tendrán la tentación de reunir a todos los sospechosos al final y explicar los acontecimientos emulando a los grandes detectives de la literatura (tampoco es imprescindible que lo hagan así). Si vas a crear los personajes para esta partida, sugiere a tus jugadores personajes carismáticos, con manías de genios. Aunque la película no tiene nada que ver con la trama, sugiéreles "Un cadáver a los postres" (Murder by Death en inglés) como muestra de detectives variopintos. La partida también exigirá al DJ una buena dosis de interpretación. Las reacciones y los sentimientos de los personajes son importantes.

Los personajes, si son detectives privados, serán enviados por la agencia de seguros (es el procedimiento habitual en estos casos); si son policías, serán enviados por su jefe en el departamento; y si son subalternos, será Don Víctor (uno de los invitados) el interesado en descubrir quién le ha fastidiado las doce compras que pensaba hacer.

Como atractivo para la lectura de esta aventura y siguiendo el ejemplo del libro básico, no desvelaremos al asesino hasta el momento final, aunque seguro que lo descubres antes...

La sala de subastas

Nadie, aparentemente, ha tocado la sala de subastas y está como la encontraron. La policía la ha acordonado enseguida y a excepción de Carol, nadie ha entrado en ella. Cuando lleguen los personajes, habrá un par de policías custodiando la zona, pero no estarán llevando a cabo ninguna investigación, sólo impidiendo pasar a la gente. Ya les habrán informado de su llegada (aunque sea Don Víctor el que les envía) y no pondrán ninguna pega a que pasen a la sala.

El suelo, como ya hemos dicho, es de mármol. Todas las paredes están decoradas con frescos de bastante buen gusto que recuerdan mucho a algunos artistas del siglo XIX (el hijo del fallecido o una buen TA de Conocimiento o de Habilidades artísticas les dirá que sí, que son del siglo XIX y que son ejemplos auténticos de algunos artistas poco conocidos de ese siglo: paisajistas imitando a Turner, impresionistas imitando a Manetingleses, o preconstructivitas como Cézanne). Los pilares, de hierro forjado, están decorados con dinteles de pan de oro y el techo es de largas vigas de roble. En la pared del fondo, delante de un paisaje de un atardecer británico salpicado por colores casi imposibles, hay trece mesas con un fino tapete de hilo egipcio, sobre las que descansan 12 urnas cerradas conteniendo un objeto y una tercera, en el extremo derecho, vacía. Delante de las urnas hay un púlpito donde es fácil adivinar que se coloca el subastador. Y frente a él, 24 sillas colocadas en dos grupos de 3 sillas en 4 filas, dejando un amplio pasillo en el centro. Es evidente que la sala puede acoger a muchas más personas, la escasez de sillas indica que el acto era bastante privado. Cada silla, sobre el asiento, tiene un pequeño libro con imágenes de las piezas expuestas y algunas referencias históricas (el catálogo de la subasta).

Entre el púlpito y las mesas de los objetos está el cuerpo de Pablo Carrelero, dueño de la casa de subastas. A primera vista (TA Descubrir), no parece haber sufrido ningún tipo de violencia, pero una investigación más minuciosa (TA Medicina) revelará que tiene marcas de asfixia (petequias - manchas de sangre - en los ojos).

La sala de subastas tiene un sistema de seguridad bastante sofisticado. Todas las ventanas y puertas están conectadas a una red de sensores que si se abren, hacen saltar la alarma. Además, en todas las habitaciones hay un sistema de detección de presión. La pisada de una persona haría saltar la alarma igualmente. Además, una cámara de seguridad vigila la puerta de la sala. Si revisan las cámaras, verán entrar al padre en la sala (sobre las 16:00 horas), más tarde a Carol que entra y sale poco después (de 16:30 a 17:30) y posteriormente al hijo (18:30) que también se va enseguida (19:00). Más tarde, a las 20:00 hay un apagón de la alarma (como si alguien la hubiera desconectado) y esta se activa a las 20:15. No se ve movimiento hasta la mañana cuando Carol entra en la sala y descubre el cadáver.

Nota sobre el apagón: si hablan con el hijo, les dirá que es posible que el apagón lo provocara su padre. Él no se manejaba bien con la alarma y si tenía que abrir la cámara de seguridad, la desconectaba entera y luego la volvía a conectar. Para él era más fácil así. Ningún empleado corroborará las dificultades del padre con la alarma.

Los objetos

No los han robado y no tienen relación con el crimen, pero seguro que a los personajes les interesará saber qué se iba a subastar (nota PS=precio de salida):

    1.- Escarabajo de Jade (PS: 500.000 €)

    2.- Ushebti de lapislázuli con los brazos en cruz (PS: 125.000 €)

    3.- Ushebti de lapislázuli con azada (PS: 150.000 €)

    4.- Ushebti de lapislázuli con azada dañado (PS: 50.000 €)

    5.- Cobra portando corona de oro (PS: 600.000 €)

    6.- Pectoral de plata en forma de halcón (PS: 450.000 €)

    7.- Dedos de Anubis de basalto (PS: 60.000 €)

    8.- Pilar djed de lapislázuli (PS: 300.000 €)

    9.- Anillo de oro con nombre faraón (PS: 650.000 €)

    10.- Anillo de oro con nombre Anubis (PD: 750.000 €)

    11.- Pectoral de Isis de oro (PS: 900.000 €)

    12.- Pilar djed de oro macizo (PS: 1.000.000 €)

El objeto número 13 es desconocido y el hijo no sabe cuál es. Los catálogos no lo incluyen, pero no es raro. Los catálogos se encargan con semanas de antelación y si a última hora llega una pieza nueva, se puede incluir en la subasta y no aparecer en el catálogo.

Los invitados a la subasta

Tarde o temprano, los personajes se preguntarán quién estaba invitado a la subasta. Poca gente sabía la celebración de ese acto y sabía, por tanto, que el fallecido estaría en la sala de subastas, los invitados están en ese reducido grupo. Carol les facilitará una lista:

    - SAR Juan Carlos I (aunque su asistencia era dudosa tras la reciente operación).

    - Juan Díaz, presidente de Cunia.

    - Guzmán de la Serna, alcalde de Cunia (con una acompañante cuyo nombre no ha sido facilitado).

    - Don Víctor acompañado de su hijo (espero que tus personajes no necesiten una TA para saber quién es este personaje en Cunia).

    - Las hermanas Mario (TA de Conocimientos o Actualidad: dos importantes empresarias de la ciudad de Cunia que tienen intereses en la mitad de las empresas de España, en buena parte de las extranjeras y que suelen ser muy discretas en lo que respecta salir en medios de comunicación).

    - Dolores y Olvido Abril (una TA de Bajos Fondos, Conocimiento o Actualidad permitirá relacionar estos nombres con Catty, una de las mafiosas de Cunia).

    - Ho Ono y Teru Oyama (una TA de Bajos Fondos, Conocimiento o Actualidad permitirá relacionar estos nombres con los Yakuza, una de las mafiosas de Cunia).

    - Carlos Tremal y señora (Una TA adecuada les dirá que es el dueño de varios centros comerciales, algunos en Cunia, pero la mayoría fuera de ella).

    - Vicente Sabriego (Una TA adecuada les permitirá saber que es el dueño de aerolíneas federales).

    - James Camarthy (Una TA de Conocimientos o un Buscar Datos difícil les permitirá saber que es un agente especializado en conseguir objetos de arte en subastas para el Museo Británico).

    - Quina Fal (Una TA de Actualidad fácil permitirá reconocerla como la excéntrica y famosa cantante de ópera de Cunia; actualmente está descansando tras una exitosa gira mundial).

Como verás, los invitados eran gente de bastante postín y casi todos ellos hubieran venido acompañados de guardaespaldas y algún asesor que no aparece en la lista. Lo que debe quedar claro a los personajes es que ese es un río en el que es preferible no pescar, pero, no les impidas hacerlo. Puede ser muy interesante que intenten conseguir una cita con el presidente de Cunia para interrogarle como sospechoso de asesinato.

Los trabajadores de la subasta

El personal de la casa de subastas es un objetivo más asequible:

    - Marta López: una chica de unos 20 años, con ropa informal, barata y con un "piercing" en el labio inferior. Su trabajo en la casa de subasta es ser "chica para todo". Trae los cafés, limpia las salas, hace encargos, llama a proveedores, etc. Su imagen "joven" contrasta mucho con el aspecto formal del local, pero es una trabajadora excelente y Carrelero la tenía mucho cariño pues siempre podía contar con ella.

    Vive en un piso del barrio Andaluz junto a seis de sus hermanos y sus padres, ambos obreros. Se la verá muy afectada por la muerte del "viejo" (siempre lo llamará así) y espera que el negocio no se hunda en manos del hijo (no es tan bueno como el padre) ya que su padre acaba de quedarse en el paro y su sueldo era el único que entraba en la casa. No, por la noche no le pidieron que se quedara. Llegó a casa a las 20:00 horas.

    - Carol Ficher: algunas mujeres parecen haber sido el prototipo de los maniquíes de las tiendas. Este es el caso de Carol Ficher que, a pesar del apellido, es natural de Cunia (los extranjeros eran sus padres). Ella es la encargada de las relaciones públicas de la casa de subastas, la que llama por teléfono a los clientes y a los posibles compradores, la que sale con ellos a cenar si el negocio lo exige, la que responde al teléfono y, en definitiva, la imagen de la casa de subastas. Es muy buena en su trabajo y su agenda de contactos podría valorarse en miles de euros. Posiblemente tenga el teléfono del jefe de los personajes; posiblemente, tenga más de un teléfono del jefe de los personajes.

    Vive en el barrio de la Catedral en un apartamento alquilado de estilo americano (de las películas). Un salón con una puerta que da acceso directo al vestíbulo del ascensor, una habitación separada de este por dos puertas correderas de cristal esmerilado, una cocina, un baño y una enorme y preciosa terraza con vistas a la catedral. En un secreter de estilo moderno, Carol guarda referencias de todos los materiales subastados en la casa. Puede parece sospechoso, pero su trabajo es estar informada de esas cosas. Si consiguen que colabore con ellos, les podrá comentar que la casa de subastas no estaba pasando por su mejor momento y que, a pesar de no haber dejado la actividad, los márgenes se habían reducido mucho. Ella podrá indicarles que en los últimos meses varios productos se habían quedado en las mesas (jerga de subasta para decir que no se habían obtenido pujas por ellos) y que en ocasiones el padre se aferraba a algunos objetos de forma sentimental y les ponía precios fuera del mercado. ¿Un ejemplo? Una cama con dosel de roble por la que cualquier anticuario pagaría miles de euros. El objeto había estado en una subasta, pero como reclamo (otra jerga de subastas, se refiere a que aparecen en el catálogo para atraer a futuros compraderos, pero se les pone precios abusivos para que estos compradores se fijen en otras piezas más baratas).

    Nota: si los personajes dedican tiempo a revisar los papeles de Carol (ella no pondrá muchos reparos, aunque también podrán hacerlo cuando no esté) descubrirán que hay otros objetos como la cama de roble y más valiosos: un jarrón chino bastante antiguo, un picasso y un diamante (de los gordos, gordos). De todos los objetos, el único que cabría en la vitrina del lote 13 es el diamante, aunque eso tendrán que averiguarlo ellos solos.

    Carol es una profesional. La muerte del jefe del negocio la ha afectado profundamente, pero no dejará que se le note. Ella sabe que si el negocio debe continuar, los clientes deben ver una imagen de continuidad en sus empleados.

    - Leopoldo Camino: un hombre sencillo y noble. Los Carrelero le llaman cuando necesitan hacer trabajos pesados: descargar mercancías en el almacén, mover piezas de subasta de gran tamaño, etc. No es un trabajador fijo, sino que le llaman y le contratan (esto último no siempre con toda la legalidad) en función de las necesidades. Leopoldo combina el trabajo con alguna otra chapucilla y va tirando.

    También vive en el barrio Andaluz y en su casa tiene una mujer encantadora (de esas que te ofrecen galletas y café en cuanto asomas la nariz por la puerta) y dos hijos en esa edad en la que empiezan a ser interesantes. Ella es un poco gótica (moda presidencial, supongo) y él lleva una ligera melena que es el sufrimiento de sus padres.

    La muerte de Pablo Carrelero le preocupa. No se puede decir que le afecte sentimentalmente porque apenas tenía trato con él. Casi siempre hablaba con el hijo (que si los PJ se ganan su confianza con algún "sol y sombra" les dirá que es el típico niño rico que nunca ha tenido que trabajar para vestir de Armani) y sobre todo con Carol (el "sol y sombra" le hará decir: "es de esa clase de hembras que a uno no le gusta presenta a su parienta... ¿ustedes me entienden, no?")

    - Durán Diego: siempre que los Carrelero organizan una subasta contratan con una compañía de seguridad la presencia de un agente. Salvo que esté destinado en otro servicio, siempre solicitan a Durán Diego ya que conoce la casa, los sistemas de alarma y no necesitan explicarle los detalles en cada ocasión.

    Durán es soltero, aficionado a las mujeres de Catty y vive en el barrio de Entrecruces en medio de una zona disputada por dos bandas. A pesar de lo anterior, es un hombre pacífico y tranquilo que se enfrenta a la vida con cierta filosofía zen: recibes lo que das.

    La muerte de Pablo es una desgracia y lo lamentará, pero la vida es así. Seguramente, en algún lugar del mundo, un niño nacía a la misma hora del fallecimiento. Esa es la belleza de la muerte y de la vida.

    - Alfonso Carrelero: hijo del fallecido que intentará aparentar cierta normalidad, pero que los personajes descubrirán que es fingida. Nada extraño pensando que su padre acaba de morir. Ha suspendido la subasta, normal en estas circunstancias, y dirá desconocer cuál era el objeto número 13. Él vio a su padre antes de irse y luego fue a tomar una copa a un bar (el Loro Azul) y se fue a su casa. Se levantó pronto, se arregló y acudió al trabajo. Tras descubrir el accidente (siempre llamará accidente a la muerte de su padre, nunca asesinato) llamó a la policía.

    Nota sobre el Loro Azul: en el bar podrán corroborar la presencia de Alfonso Carrelero desde las 19:30 a las 21:30. Tienen varios recibos de la tarjeta de crédito para atestiguar sus consumiciones: una cerveza y una coca-cola.

    Nota sobre el Loro Azul (segunda parte): una TA de Conocimientos o Bajos Fondos recordará a tus personajes algo que todos saben en Cunia: el Loro Azul es propiedad de Rafael González, uno de los mafiosos de la ciudad.

    Los Carrelero viven en la urbanización La Loma, en un chalet pequeño (en comparación) con varias habitaciones, aseos, un salón enorme y un jardín de unos quinientos metros cuadrados, incluyendo una piscina. La casa está bastante limpia (hay una interna, "Sam" de Samuela, que se encarga de mantenerla aseada y que podrá testificar que el "señorito" llegó a la casa a las 22:00 horas; no, el padre no vino en toda la noche).

    En la casa no hay papeles de la casa de subastas. Al parecer, el difunto era bastante estricto con eso de llevarse el trabajo a casa. De todas formas, los personajes podrán apreciar algunas antigüedades en paredes y vitrinas de indudable valor.

Nota sobre los empleados y la alarma: el padre y el hijo, así como Carol, Marta y Durán sabían manejar la alarma. Sin embargo, Durán les dirá que no sabe la clave. Siempre que había una subasta se la daban y siempre era diferente. Cómo no empezaba a trabajar hasta ese día (el de la muerte) aún no se la habían dado.

Las pesquisas policiales

La policía, si no son los personajes, determinará que no hay nada raro en la escena del crimen. Todo parece indicar que se trató de un accidente mientras el fallecido trabajaba. El apagón de la alarma lo atribuyen a la versión aportada por el hijo que es bastante creíble. Las nuevas tecnologías y la gente mayor nunca se han llevado bien.

El forense determinará, dos días después del incidente, que la víctima murió de un infarto al corazón alrededor de las 20:00 horas que le provocó una parada cardiorrespiratoria. Su dictamen es que el fallecimiento es debido a causas naturales.

Si los personajes preguntan por las manchas petequiales de los ojos, el forense les explicará que en un infarto se puede producir un momento de asfixia que origine esas manchas. Si piden ver el cuerpo, les comentará que ya lo ha enviado a la funeraria.

Funeraria y entierro

Al no haber una investigación oficial, el oficio fúnebre se celebrará pocas horas después del fallecimiento. Es decir, la mañana del 25 de mayo. Si los personajes llegan antes, podrán asistir al velatorio y podrán ver el cuerpo del difunto tras una mampara de cristal. Tendrán que superar muchas TA de Dialéctica para que la familia y el de la funeraria les permita entrar a curiosear en el cuerpo.

Si hablan con el de la funeraria de forma oficial y le preguntan si algo le ha parecido extraño en el cuerpo, les comentará que él no ha visto el cuerpo. Es raro, pero no es la primera vez que pasa, que la familia envía el cuerpo al tanatorio completamente vestido y maquillado. Algunas familias, sobre todo si tienen dinero, prefieren dejar esto en manos de maquilladores profesionales y no de los del tanatorio. Al de la funeraria le da igual porque cobra lo mismo, tenga que maquillar o no.

Si consiguieran ver el cuerpo antes del entierro (un soborno podría ayudar), descubrirían debajo del maquillaje las indudables marchas de un estrangulamiento con una soga o similar.

En el funeral estarán todos los empleados de la casa de subastas, todos ellos de riguroso luto y mostrando caras serias. Marta irá acompañada por su padre y Leopoldo por su mujer. También estará la persona que cuida de la casa de los Carrelero, el forense del caso, así como dos personas desconocidas para los personajes que se mantendrán a parte del reducido grupo. A pesar de la escasa asistencia, la tumba estará repleta de coronas de flores y muchos de los invitados a la subasta habrán enviado su muestra de respeto.

Tras el funeral

Los personajes, si siguen sospechando que ha sido un crimen, pueden dividirse (y lo harán) para seguir a todos los protagonistas de la historia. Este es un resumen de lo que descubrirán.

    - Marta López y su padre se dirigirán a la casa de ambos. Ella no saldrá en todo el día; su padre saldrá después de comer y pasará la tarde en un bar jugando al dominó.

    - Carol Ficher irá directamente del cementerio a la casa de subastas. Allí recogerá algo de documentación, volcará los datos de su disco duro, triturará algunos papeles y se marchará a su casa donde, creyendo que no la ve nadie, tomará un largo baño relajante y dedicará el día a hacer algunas llamadas (está buscando trabajo).

    - Leopoldo Camino saldrá del funeral y se dirigirá a su casa donde se cambiará rápidamente y vestido con un mono irá a una vivienda del barrio donde se ocupará de una chapucilla de fontanero durante todo el día.

    - Durán Diego volverá a la compañía de seguridad donde le asignarán un nuevo servicio: vigilar en unos grandes almacenes.

    - Sam llegará a la casa de los Carrelero en el coche del hijo e inmediatamente empezará a empaquetar y a preparar la casa como si fueran a ausentarse una temporada (poniendo sábanas sobre los muebles). Podrá vérsela llorando en más de una ocasión mientras sigue trabajando.

    - Alfonso Carrelero cruzará algunas palabras con todos los asistentes; estos le darán el pésame y abandonará el cementerio donde llevará a Sam a la casa y luego se dirigirá a la oficina (no se cruzará con Carol). Allí repasará el correo, revisará los mensajes en el ordenador, en el móvil, contestará alguno (agradeciendo las muestras de pésame recibidas) y pasará parte de la mañana y de la tarde con cierto nerviosismo. En ningún momento entrará en la sala de subastas y comerá frugalmente un emparedado que le acercarán de un bar cercano (no debe ser la primera vez que lo hace). A media tarde abandonará la casa de subastas y se dirigirá al Loro Azul a tomar algo. Tras un par de horas, se irá a casa, dormirá y a la mañana siguiente cogerá un avión con destino a Miami (y de allí a las Islas Caimán, aunque esto les costará alguna TA o algún euro saberlo).

    - Los tipos extraños del cementerio esperaran a que todos se hayan ido para marcharse (eso incluirá a los personajes si se dejaron ver). Se quedarán hasta el final, como comprobando que no sacan al cadáver de la tumba y luego se marcharán en dirección al río. Harán maniobras extrañas durante el trayecto intentando comprobar si alguien les sigue. Si lo descubren, se irán de la ciudad (dirección Barcelona) y en la primera área de descanso (sin bar) que vean en la carretera (la conocen pues han hecho esto otras veces) esperarán a sus perseguidores e intentarán acabar con ellos (sin preguntas). Si no les descubren, acabarán llegando a un lujoso y espectacular yate fondeado en el río (TA de Actualidad o Bajos Fondos: es el yate de Rafael González).

    - El forense saldrá del tanatorio y se dirigirá a su trabajo en el anatómico forense. Si le interceptan y le preguntan por su presencia en el funeral, les contará sin problemas que conoce a Carrelero ya que fueron juntos al instituto. Lo hará con mucha naturalidad como si no fuera importante. Si le interceptan, del trabajo irá a su casa y se quedará en ella. Si no, tras la jornada en el depósito, irá a tomarse algunas copas por el barrio de la Catedral. Podrá ver que en algunos sitios, los porteros le saludan al entrar.

Nota: si investigan las cuentas corrientes del forense descubrirán que tiene algunos ingresos sospechosos. Si investigan el pasado del forense, descubrirán que no es de Cunia y que no es posible que compartiera colegio con el hijo del muerto. De hecho, no tienen la misma edad.

En el Loro Azul

Uno de nuestros protagonistas volverá al Loro Azul mediada la tarde, pero su actitud dependerá de las acciones de los personajes. Si éstos entran en el bar y se dejan ver (los de la puerta los califican como "polis"), la alarma sonará en el local (en realidad son unos carteles de publicidad de bebidas que sólo se encienden cuando el interior del local no es seguro) y la gente se dedicará a hacer cosas inocentes. Alfonso Carrelero estará en el local, en una mesa solo, pero mucha gente estará en la barra con una bebida recién puesta. Si entran en el local con un buen disfraz (TA correspondiente) podrán ver una escena diferente (por lo pronto más oscura al estar los carteles apagados). Alfonso y una segunda persona están sentados en una de las mesas del fondo del local, una especie de semi-reservado. Una TA de Bajos Fondos les permitirá descubrir que la tercera persona es Sergio Senante (uno de los capos de la mafia de Rafael González y responsable de la organización económica de la misma). Será imposible escuchar lo que están hablando. Si lo intentan, los hombres de Rafael, que son la seguridad del local y están en todas partes, lo descubrirán y, probablemente, les inviten a un crucero por el río, por el fondo del río.

El crimen

Pablo Carrelero era consciente de la mala situación económica que atravesaban y siguiendo las insistentes sugerencias de Carol iba a poner a la venta el diamante de la familia. Aunque el diamante no estaba en el catálogo de la subasta, los visitantes habían sido avisados de su presencia.

¿Por qué Carol no informa a los personajes o a la policía del contenido del lote 13? Sencillo. Para Carol es evidente que el diamante ha sido robado por alguna de las personas que sabía que iba a estar allí. De todos los trabajadores sólo el padre y ella lo sabían (habían tomado la decisión esa misma tarde) y ella, desde casa, tras abandonar y convencer al padre, se había encargado de avisar a los asistentes. Sus sospechas recaen en uno de los asistentes y no es tonta, si les señala con el dedo, su vida laboral estará acabada.

Lo que Carol no sabe es que hay una persona más que supo lo del diamante. Se trata de Alfonso, el hijo. Su padre le pide que vaya a buscar el diamante y lo lleve a la sala. Alfonso le dice que debe hacer un recado previo y que luego volverá (en una media hora) y lo hará. Lo que nadie sabe (ni Carol ni el padre) es que el diamante ya no está en posesión de la familia. Alfonso lo ha dado como aval de unas deudas de juego contraídas en el Loro Azul. El diamante está en poder de Rafael González. Va al bar la tarde del 24 para pedir que le devuelvan el diamante para la subasta y asegura que pagará la deuda con el dinero que saque de él, pero Rafael González se niega. El diamante es un valor seguro y ponerlo en la subasta es un riesgo inaceptable. El mafioso cuinés no le deja muchas opciones.

Al final, Alfonso cede a la presión de Rafael (a sus amenazas) y va a la casa de subastas acompañado de dos guardaespaldas (de Rafael). La idea es enfrentarse a su padre y explicarle que no tiene el diamante y que está en poder de las personas que le acompañan. Espera que su padre pueda darle el dinero que debe y así recuperar el diamante. Sabe que su decisión provocará que su padre se disguste, posiblemente le eche de casa y lo desherede, pero así se acabará todo y, de alguna forma, eso le alivia. Sin embargo, Rafael tiene otros planes, cuando el hijo desconecta la alarma y los tres entran en la sala de subastas, sus acompañantes, sin mediar palabra, atacan al padre y lo estrangulan ante la atónita mirada de su hijo. Tardan muy pocos minutos en ello y le explican muy clara la situación a Alfonso: tú has apagado la alarma, tus huellas están por toda la habitación y tú tenías motivos para matar a tu padre ya que descubrió que no tenías el diamante y te iba a denunciar. El miedo y horror de lo que acaba de ver y provocar le hacen asentir a todo. Rafael González se quiere quedar con el negocio de los Carrelero (de hecho, muchas de las dificultades recientes son culpa de la organización de este mafioso). A cambio de darle una coartada para el momento del crimen y de asegurar que no habrá problemas con la policía, le comprará el local a buen precio, suficiente para que Alfonso desaparezca para toda la vida.

El forense determina que la muerte es natural porque el forense está en la nómina de Rafael González y éste le suelta bastante dinero cuando hace apaños como ese. En el funeral, el forense y los asesinos están presentes no para presentar sus respetos al difunto, sino para recordarle al hijo que no haga ninguna tontería. En el funeral comunica a todos que ha decidido vender la casa de subastas y hacer un largo viaje. No todos se toman esa noticia de igual manera.

En la segunda visita al Loro Azul, lo que está haciendo Alfonso es vender la casa de subastas a Rafael González y comprobar que una cuenta en las Islas Caimán ha sido puesta a su nombre.

Nota de la autora: tras releer la aventura, antes de mandársela al redactor, me he dado cuenta que es posible que sea uno de los casos más complicados que he escrito. Hay muchas pistas falsas (la colección egipcia, los invitados especiales a la subasta, la sospechosa Carol) y eso puede hacer que los jugadores se pierdan. Creo que a mis jugadores les ayudé un poco exagerando la reacción poco emotiva de Alfonso. Hice que su miedo fuera más evidente, por encima de la tristeza propia del momento.

 

 

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Cita

«Las preguntas espontáneas generan respuestas incompletas.»

Ipalw Izkai