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domingo, 6 de octubre de 2024


 

LA VARA DE NUDILLOS

La vara de nudillos

La vida en Pangea, aunque peligrosa, transcurre sin agobios. Los habitantes del gran continente se levantan con el sol, hacen sus tareas y vuelven por la noche a sus chozas y cuevas, sin que el tiempo les ande pisando los pies. Únicamente cuando se persigue a una presa, o se ha de correr delante de un peligroso brontotigre el tiempo se estira y la prisa, el miedo y el estrés hacen presa en el corazón. Pero incluso en estos momentos da igual que la persecución dure un latido o tres manos de nudillos, lo que importa es recorrer la siguiente vara antes que el enemigo. Así ha sido desde que el Gran Espíritu dio forma al mundo y así parecía que sería hasta que el Wukran sumiese de nuevo la creación en la gran oscuridad, pero surgieron los grakin, y todo comenzó a enredarse.

Se dice despectivamente que la vara de nudillos fue un invento de una celosa tikki que estaba harta de que su compañero le dijera una y otra vez que se equivocaba a la hora de medir el tiempo que pasaba fuera de la choza bebiendo yuca fermentada con sus compañeros de cacería. Si hemos de hacer caso a lo que se cuenta, esta ingeniosa tikki construyo una vara en la que hizo una serie de marcas, unas cortas tan anchas como sus nudillos y otras más largas para el tamaño de sus puños. Poniendo esa vara plantada en horizontal contra el sol, era capaz de medir con precisión los puños que su compañero había estado fuera y controlar que no se fuera de juerga demasiado tiempo con los amigotes.

A parte de para contar una historia divertida a la luz de las hogueras, los grakins encontraron en la vara de nudillos una buena herramienta para medir el tiempo, que cada vez debía de medirse con mejor precisión para dar fe a los más extraños tratos. Apuestas de cuanto tiempo se podía aguantar luchando frente a un forzudo luchador, plazos de entrega tremendamente ajustados o incluso milimétrica precisión a la hora de medir el tiempo de cocción de un manjar, cada vez surgían más usos para una buena vara de nudillos.

Una vara de nudillos normal mide entre tres y cuatro varas de alto. Aproximadamente a una vara de alto comienza tener una serie de marcas, largas separadas la distancia de un puño y entre ellas otras más cortas separadas un nudillo. Su uso es bastante sencillo. Cuando se quiere medir con precisión el tiempo transcurrido, se busca el sol, se marca con un tizne la marca que coincide con la altura del sol en ese momento. Pasado el tiempo se vuelve a realizar la misma medida, pudiendo saber cuantos nudillos y puños han transcurrido sin más que comprobar lo que la nueva posición del sol dista de la marca de tizne. Obviamente es importante saber si el mediodía ha pasado o no, ya que en un caso el sol irá descendiendo y en el otro irá subiendo por la vara. La distancia de las marcas varía de según el artesano, ya que las hace según la medida de su propio puño. Normalmente las pequeñas diferencias no son muy importantes, pero para los negocios más críticos los comerciantes suelen preferir usar las varas confeccionadas en Aguaclara, concretamente las que hace Esvan el Flaco. Este artesano también hace varas de nudillos con motivos esculpidos, como pájaros, animales y otros poderosos tótems que alcanza una gran apreciación.

Una vara de nudillos puede ser realiza por cualquiera con Artesanía Madera al que se le haya explicado su uso, aunque puede comprarse por 4 pieles en casi cualquier sitio. Las varas de Esvan pueden alcanzar las 3 manos de pieles o más si la madera es especialmente exótica y en función de la riqueza de las tallas que decoren la vara.

 

 

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Cita

«No edifiquéis mi hogar ni mi tumba, pues ellos son el espacio donde vivo y muero.»

Anónimo