Nº: 181 . 3ª época. Año VI
Medidas: El menhir del puño Por: Olef, hijo de Oleg
 
 
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El Menhir de los puños

En algunas tribus mendwan, sobre todo si son numerosas, los chamanes elaboran a lo largo de varias estaciones lo que se conoce como el menhir del puño, un instrumento que sirve para medir y controlar el tiempo. Si bien algunos prefieren utilizar alguna formación rocosa de la zona, también se puede erigir la piedra en el lugar adecuado. Levantar el menhir es una actividad comunal y localizarlo, tallarlo y transportarlo puede requerir varias jornadas de duro trabajo. Se prefieren las piedras delgadas que no presenten incisiones o grietas que puedan debilitarlas en el futuro. El granito es el más deseado para esto, pero no es el único utilizado.

Alrededor del menhir erigido, se disponen piedras planas (en el lado contrario al sol) que suele preparar el propio chaman, aunque no es el encargado ni de tallarlas ni de colocarlas, solo las elige y dispone sobre la zona.

Cuando todo está dispuesto, el chamán espera al día del solsticio de verano (podría ser el de invierno) y adhiere una concha en el suelo en la punta de la sombra de la piedra del mediodía, cuando el sol está en lo más alto. Este adhesivo suele ser de cedro (14563 Ver). A partir de ahí, puño a puño, va adhiriendo conchas (o piedras pequeñas de río) donde está la sombra. Este proceso lo repite a lo largo de un año, no todos los días, pero sí con regularidad. Cuando acaba el trabajo, un año después, el suelo está cubierto por un entramado de conchas de diferentes formas (y colores, algunos chamanes las pintan para distinguirlas).

Tras terminar el paciente trabajo, cualquier aprendiz o habitante versado en la lectura podrá saber qué día de la estación es y cuantos puños hace que amaneció o cuanto falta para anochecer. Gracias a este control del tiempo, algunos chamanes predicen las temporadas de lluvias, el tiempo bueno para la caza o para la fertilidad de las parejas.

El tiempo va desgastando el menhir de los puños, pero el chamán (o sus aprendices) se encargan de reponer las cochas, las piedras o de repintarlas con regularidad. Se dice que el menhir de los puños de Aguaclara, junto al salón donde Ursus celebra sus audiencias, es el más antiguo de Pangea, pero eso, con toda probabilidad, solo es una exageración.

 
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