Nº: 245 . 3ª época. Año VI
Historia: Leyendas de fantasmas en Cunia Por: Jacobo Peña Conversa
 
 
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Leyendas de fantasmas en Cunia

Cunia es una ciudad sin duda aferrada a la realidad terrenal, que ya es lo bastante terrible como para pensar en la extraterrena. El cuniense es cínico y está de vuelta de todo, por lo que tarotistas y astrólogos lo tienen más complicado para ganarse la vida como lo harían en otros lugares.

Sin embargo, no es inmune a estos fenómenos y en este artículo os traemos tres leyendas de fantasmas, de lo más clásico a lo creepypasta, pasando por la leyenda urbana.

La Ermita de la Sangre de Dios

[F]Thonig, M. «Schlosskapelle». Deutsche Fotothek. Licencia CC Atribución-Compartir igual.

En la plaza de San Ildefonso se levanta la ermita de la Sangre de Dios, un lugar en el que no caben rezando más de treinta feligreses. Cualquier creyente que acude aquí los sábados por la mañana, el único momento de la semana en el que hay misa, puede contar que la capilla recibe su nombre de las manchas rojizas que hay en una gran piedra que asoma por el parterre de un lateral del edificio.

Para estos buenos cristianos las manchas las habría derramado un ladrón que se llevaba el cáliz, aún lleno de vino de misa, al darse cuenta de que el vino se transmutaba en espesa sangre ante sus ojos. Sin embargo, hay una historia distinta, como sabrá quien haya leído este artículo sobre la Cunia medieval: 10642 Ver. Como ahí se dice, la sangre sería la del obispo Ioannes Carolus, sobre el que cayó la venganza de los musulmanes traicionados por Jaime I. Alguien más racional te dirá que esas manchas son óxido de hierro, nacido del interior de la roca.

Sea una cosa u otra, ocurren muchas cosas extrañas cerca de la capilla que los habitantes del barrio atribuyen al fantasma de Ioannes Carolus. Aullidos en mitad de la noche que parecen venir del interior de la capilla, cambios de color en las manchas de la piedra, un sabor extraño en el vino una vez al año cuando, se dice una misa por el obispo… También hay quien afirma haber visto una figura, con la silueta típica de los ropajes de religiosos, pasear alrededor de la capilla las noches de luna llena.

De todos los fantasmas de Cunia esta es la leyenda más antigua, la que más ha quedado en desuso y la menos temida. Las historias que se cuentan sobre él son demasiado distintas y el medievo nos resulta más pintoresco que amenazador a las generaciones recientes.

El Hotel Tango

[F]Nguyen Q. A. (2018). Licencia CC0 Dominio Público.

El Hotel Tango fue el proyecto de Miguel Covarrubias, un español que en los setenta hizo fortuna en la Argentina de Videla. Hay que decir que hizo dinero llevándose especialmente bien con elementos de la Junta Militar. En el año 82 volvió a España para construir su sueño: un hotel en el corazón de su ciudad de origen, Cunia.

El hotel llegó a construirse y llegó a anunciarse la apertura. De hecho, hubo una fiesta de inauguración a la que acudieron toda una serie de aspirantes a rico. Gente bien relacionada pero no lo suficiente. Propietarios de medianas empresas con menos éxito del que desearían. Segundos hijos de gente importante. Novias y novios de. Ex-parejas que tras dar un braguetazo estaban agotando lo recibido en el acuerdo de divorcio. Y entre todos ellos, el personal del hotel, invisible y tratado con condescendencia tanto por el dueño como por sus invitados.

Entre los empleados se encontraba Esteban Lorda, emigrado de la Argentina. Exiliado más bien. Huido en realidad. Militante de la izquierda al que no llegaron a subir a uno de los vuelos de la muerte.

Es difícil saber si Esteban llegó a enterarse de donde venía la fortuna de su jefe. Los hechos son que durante la noche de inauguración alguien asesinó a cinco de los invitados, uno por uno, dejando a cada víctima un utensilio del servicio del restaurante clavado en un ojo.

Es también un hecho que, para cuando llegó la policía, la única persona que faltaba era Esteban y que el dueño del hotel, loco de ira, afirmaba haberle visto huir con las manos ensangrentadas.

La fama de lo ocurrido en el Tango no le permitió recuperarse. Llegó a estar abierto dos semanas sin recibir ni un solo cliente. El negocio cerró y un mes después, Covarrubias declaró la bancarrota. Tres días más tarde, se estrellaba a más de cien kilómetros por hora contra un pilar de un puente bajo la circunvalación.

El edificio sigue allí, esperando a que los descendientes de Miguel consigan venderlo. Grupos de chavales entraban con frecuencia entre 1990 y 2010. Algunos sufrieron algún accidente. Otro falleció años después en circunstancias extrañas. Nada que no pueda ser llamado casualidad, pero suficiente para alimentar el mito. Suficiente para que la leyenda diga el camarero asesino volvió en espíritu al hotel y sigue acechando a cualquiera que trate mal al servicio de los bares cercanos, o que se comporte como un niñato malcriado. Se dice que vigila desde las ventanas del hotel y que si ves una silueta observándote desde una de ellas, más vale que no le devuelvas la mirada y sobre todo, no te rías de él.

El encapuchado de Aguaclara

Las empresas contratadas para llevar la seguridad del centro comercial Aguaclara cambian al personal que trabaja allí más de lo normal y el motivo es la más reciente leyenda de fantasmas.

Como en muchos de los establecimientos de este tipo, se toman medidas para evitar que el espacio lo aprovechen chavales que quieren pasar el rato a cubierto y con aire acondicionado, sin comprar. Además de las medidas estructurales, el personal de seguridad tiene instrucciones de molestar un poco a los grupos que se dediquen a permanecer en el centro comercial sin entrar en las tiendas, a menudo aferrados al móvil y disfrutando del wifi gratuito.

Según los rumores que nadie admite sean ciertos, cada vez que una empresa de seguridad entra a trabajar en el centro comercial Aguaclara, acaba ocurriendo lo mismo. En algún momento, un guardia de seguridad detecta que un joven pasea por el centro comercial, sin dejar de mirar el móvil, encorvado sobre la pantalla y sin entrar a ninguna tienda. El joven va vestido con una sudadera con capucha y el empleado no consigue alcanzarle a tiempo de verle la cara antes de que entre en algún sitio cerrado: los cuartos de baño, un ascensor, unas escaleras de emergencia, un local sin ocupar... El chico no responde a ninguna llamada. Cuando el guardia entra tras él y le alcanza, suele agarrarle un brazo o de un hombro para obligarle a girarse. Se dice que, al tacto, el cuerpo del intruso parece blando y huele a agua podrida.

Entonces, el joven se gira y el guardia ve el rostro del interior de la capucha. Aquí las especulaciones se vuelven más extremas. No está claro qué ve en ese momento y cada cual cuenta algo muy distinto. Casi todos coinciden en que no habría un rostro propiamente dicho pero sí ojos, ojos vidriosos, similares a la pantalla de un móvil apagado. Lo cierto es que a partir de ese momento se empieza a tramitar la baja o a negociar la rescisión del contrato del guardia. A algunos se les habría llegado a dar la incapacidad por motivos psicológicos. Alguno habría desaparecido del todo. Todos los que cuentan la historia dicen conocerla de un tercero, que conocería a su vez al trabajador. Pero tirando del hilo siempre, es alguien que se lo ha escuchado a alguien, que se lo ha escuchado a otro...

[F]Lopirt (2021). «Dan Floor & Livyn». Licencia CC Licencia Atribución-Compartir igual.

Seamos racionales

Rol Negro, salvo en las excepciones o universos alternativos, es un mundo aconfesional. Si existen dioses, espíritus o fantasmas, lo hacen de tal manera que son indistinguibles de su inexistencia, más allá de la fe de las personas. Si quieres dirigir partidas de terror con el sistema de Rol Negro en las que existan los fantasmas tienes por supuesto la posibilidad. Sin embargo, aquí estamos obligados a contarte qué posibles realidades materiales habría detrás de los acontecimientos fantasmales.

Delincuencia

Por supuesto, a un grupo criminal que utilice lugares abandonados o públicos para sus trapicheos le conviene mantener ojos indiscretos alejados. Una capilla puede servir para ocultar temporalmente paquetes, un edificio abandonado usarse en reuniones clandestinas o un centro comercial lleno ser el lugar ideal para pasar mensajes. Si quieres que nadie se acerque allí o a las personas implicadas, difundir un rumor que haga tenerles miedo es útil.

Gamberros

Sin entrar en el ámbito de la delincuencia, los mismos chavales que entran en un lugar abandonado, que de vez en cuando roban un vinilo, o que han apostado que son capaces de pasar la noche en una iglesia, pueden generar estos mitos de manera involuntaria. Alguien les vea actuar, en vez de sospechar la realidad que hay detrás, puede imaginar otra cosa, víctima del sueño, de demasiadas cervezas o de superstición.

Timadores

Si hay alguien que se beneficia de las creencias sobrenaturales son sin duda quienes se presentan como expertos en ellas. Caza-fantasmas, videntes, curanderos y exorcistas serán los primeros en exagerar o inventar historias de fantasmas, basándose en detalles históricos , rumores o invenciones. En muchos casos la afirmación «cuenta la gente del lugar» la inventa el mismo que dice estar investigando el suceso.

Fenómenos físicos

A veces el vino se estropea. A veces el óxido de hierro cambia de color. A veces las luces parpadean, un vigilante jurado no se ha puesto las gafas, el aire aúlla al pasar por las ventanas rotas de un edificio, las vigas crujen por los cambios de temperatura y el olor del sudor se confunde con el de un cuerpo recién sacado de una alcantarilla.

 
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