DESDE EL SÓTANO
Nº: 218 . 3ª época. Año III
Editorial Por: Juan Carlos Herreros Lucas
 

Editorial

No me parece divertido masacrar una tribu de orcos, pero reconozco que puede ser entretenido. Esta mañana (cuando escribo esta editorial) he leído en Twitter a un editor que definía el rol como diversión, pero no me ha sorprendido. Es algo que puedes escuchar muchas veces o leer en muchos manuales: «el objetivo de una partida de rol es que los jugadores se diviertan». Siempre levanto una ceja porque a mí hay cosas en las partidas que no me divierten, pero me gustan que estén ahí. Una profunda epifanía sobre la muerte no es divertida, pero sí puede ser interesante que ocurra en una partida. He interpretado personajes, como director y como jugador, que no hacían cosas divertidas, pero, espero, sí interesantes. Creo que el mejor ejemplo, en mi caso, son las partidas de terror. Ser perseguido por un ser primigenio que quiere arrancarte la cabeza y sorber tu cerebro no es divertido.

Es por ello que prefiero utilizar el término «entretener»: «el objetivo de una partida de rol es que los jugadores se entretengan». Soy consciente que es una sutileza semántica, pero creo que esto nos acerca más a otras aficiones: como la lectura o el cine. Uno no va al cine a divertirse (salvo que sea una comedia) sino a entretenerse, lo mismo puede decirse de las series de televisión, de las novelas, de los juegos de mesa. Para mí, el rol es entretenimiento.

#yojuegoarol

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