DESDE EL SÓTANO
Nº: 176 . 3ª época. Año III
El instante del Gatillo (1ª parte) Por: Jacobo Peña Conversa
 

El instante del gatillo

(primera parte)

Esta es una aventura en dos partes, bastante sencilla en su estructura, en la que los personajes podrán ir siguiendo las pistas de una en una hasta la resolución del caso. Sin embargo, es una historia peligrosa en la que se enfrentan a gente muy dura. Se recomienda por tanto que los personajes sean veteranos y que hasta el más intelectual de ellos sepa manejarse con las armas.

También es recomendable que los personajes tengan posibilidad de obtener información de la policía pero motivos para no colaborar con ellos. Detectives privados de alguna agencia es la mejor posibilidad pero policías de permiso o mercenarios contratados sería otra buena opción.

La historia comenzará con un buen cliente que simulará estar interesado en investigar la muerte de Carlos Tabera, supuesto amigo suyo. En realidad, lo estará haciendo por hacerle un favor a Esteban Vidal, el verdadero cliente en esta historia, al que el empleador de los personajes debe un enorme favor. En definitiva, esta aventura esconde un secreto extraordinario que no os contaremos hasta la última sección del texto de la segunda parte de la historia. Disfrutad del misterio entretanto.

El encargo

Los personajes reciben la visita de un cliente del pasado con una buena provisión de fondos para investigar el asesinato de un hombre llamado Carlos Tabera, que ha sido encontrado muerto hace unas horas en un descampado junto a la carretera que va de Cunia a Tarragona. Dirá ser amigo de Tabera y hacerse enterado de la muerte porque estaba con la esposa de este cuando ella recibió la llamada de la policía. Les dará la dirección donde se encontró el cuerpo y les entregará un permiso escrito de la viuda, sellado por un notario para poder hablar con el médico que examine el cadáver de las circunstancias de la muerte. Sobre Tabera les puede decir que es un corredor de bolsa que trabaja para clientes individuales de un banco. Por lo que sabe, es un hombre sensato y con buena cabeza, que sobre todo hace ganar dinero y cuando lo hace perder es en cantidades razonables; no sabe de ningún cliente que pueda haber perdido una gran suma con él. La misma información se la podrán confirmar al grupo de personajes en la oficina donde trabaja Tabera, notándose además que Carlos era un hombre querido.

Si acuden al médico que ha examinado el cadáver, recibirán un informe sencillo. Tabera murió de un único disparo en el corazón de calibre aproximado 45 (tanto la bala como el casquillo fueron extraídos) y tiene la cabeza aplastada a pedradas, como confirma la roca que se ha traído tambiuén como prueba. Esta segunda agresión se efectuó post-mortem.

En caso de tener un contacto con la policía, los personajes averiguarán que están bastante despistados con este caso. No encuentran motivos para el crimen y no han hallado huellas dactilares ni más pruebas que las huellas dejadas allí por la víctima y su asesino o asesinos, en especial las de sus coches. Están poniendo a trabajar a sus especialistas en el tema de las huellas pero tienen mucho lío y tardarán. Es la oportunidad de los personajes de adelantarse.

La escena del crimen

En el descampado en cuestión lo primero que querrán hacer (o deberían) es revisar huellas de vehículos y personas. Descartando las que obviamente han dejado los vehículos policiales y la ambulancia, se requieren varias tiradas para encontrar con cada rastro la información que le acompaña:

No se necesita de tirada alguna para deducir que Tabera llegó allí en su coche y le dispararon nada más bajarse. Esto permite adivinar la dirección de la que vino el disparo y seguirla.

Con una TA de Descubrir +5 a la dificultad, también se pueden ver huellas del asesino que se acercó a "rematarlo" con la piedra, un zapato de hombre de talla 45 aproximadamente.

Caminando hacia la dirección de la que vino la bala, tras de un montículo pueden encontrar (una TA de Descubrir con -5 a la dificultad) rodadas del vehículo del asesino, que con una TA de Conducir a dificultad +5 se identifica como una marca estadounidense concreta.

Una TA de Conducir a dificultad +10 o de Buscar datos en Internet a dificultad +5 permite a los personajes saber que el sitio más cercano y uno de los pocos en el que se venden estas ruedas es en un taller de Tarragona. También es posible para ellos buscar a alguien más experto que les consiga esa información.

Con el taller se pueden poner en contacto por teléfono o en persona e intentar ejercer distintas habilidades con dificultades muy variables dependiendo de la calidad de los argumentos de los personajes. En caso de lograr que el taller cante, les darán la dirección a la que enviaron las ruedas al cliente, en el Paseo Marítimo, al norte de la playa de Cayo. Bajo ningún concepto darán el nombre del cliente el cual, de todas formas, no recuerdan. Tampoco pidió ni le hicieron factura.

La casas azules

Si se dirigen a la dirección que les dio el taller para su cliente de Cuna, se encontrarán con una casa azul que destaca entre los edificios turísticos que la rodean, situada en pleno Paseo, antigua pero reformada, sin duda con bastante valor para cualquiera que quisiera derribarla para construir apartamentos en primera línea de playa, por lo que su dueño debía pagar una importante suma por ella. No hay nombre en el buzón pero los vecinos pueden decir que la compró un americano hace unos años. El registro de la propiedad confirmará que fue hace tres y a un hombre llamado Martin Cage.

Si entran allí, saltándose los pobres cerrojos que la cierran (Seguridad a dificultad -5), se encontrarán con que el lugar está vacío y parece bastante obvio que va ha sido vaciada a conciencia. Registrando el lugar se encontrarán con varias pistas:

TA Buscar datos a Dificultad +5: una hoja de papel bajo un posa vasos en la mesa del ordenador, que se han llevado, con dos nombres; Juan Savolta y Marta Callejo. Cada nombre va acompañado de un número de teléfono. El teléfono de Savolta es el de su vivienda y el de Callejo es de su tienda de deportes y armería. Llamar al teléfono de Savolta resulta inútil. Salta un contestador: "los que me conocen sabéis lo que hay que decir a continuación". En el de Callejo, una persona responde "Deportes Callejo". La jefa no está, suele ir solo para abrir la tienda y para hacer caja al cerrar. Si se muestran amenazadores, Callejo, avisada por su personal, no aparecerá en unos días.

TA Descubrir a Dificultad +0: una factura de Armería Callejo, que ha pasado desapercibida en el cubo de la basura, para una buena cantidad de munición del calibre 45, más de 200 euros. Una suma exagerada si, como parece se trataba de hacer uno o dos disparos.

TA Buscar datos a Dificultad -5: entre las carcasas de los DVDs de una colección de películas clásicas, dentro de una de ellas ("My fair lady") hay una grabación etiquetada como "Carlos Canales. El Carrito". El video muestra una demostración de disparos de varias armas, siempre desde el punto de vista del tirador, de tal manera que no se ve ningún rostro en momento alguno. Los disparos se efectúan en un bosque indeterminado.

TA Buscar datos a Dificultad +0: un taco de papel de notas del que se han llevado todo lo escrito pero es posible sacar la última anotación usando un lápiz para para calcar rayando la marca del último texto escrito: "Recoger encargo" y una fecha de hace dos días.

El Carrito es un un local de falso ambiente andaluz que hay en la playa de la Infanta, en Cunia. Carlos Canales atiende en la barra. Si se hacen pasar por clientes, los personajes podrán enterarse de que Canales, además de trabajar como camarero, graba vídeos promocionales, bodas y bautizos, clips de raperos aficionados... El vídeo por el que le preguntan en concreto lo grabó para "un tipo que sabe mucho de armas y que te pone en contacto con la gente adecuada". En efecto, hace no mucho le pidió ese contacto un cliente norteamericano del bar al que Carlos le había dejado ver uno de sus vídeos. Si le convencen de ser clientes serios, les dará el nombre y la dirección de Deportes Callejo.

Los diseñadores

Si sacan la dirección de Savolta por el número de teléfono, lo que encontrarán es un piso vacío en Cunia, Calle Santa Catalina baja, cerca del río. Las aguas sucias se reflejan en las ventanas del apartamento, tiñéndolas de gris. Savolta se marchó de allí hace tres días y lo dejó limpio. Con una tirada de Bajos fondos a dificultad +5 mientras buscan, reconocerán que el trabajo es tan bueno que parece hecho por profesionales, casi como si lo hubieran hecho los mismos que limpian escenarios de crímenes. Por ejemplo, han limpiado incluso bajo el asiento de las sillas, donde suele haber huellas dactilares que suelen quedar sin limpiar.

Los personajes pueden buscar a Marta Callejo por varias vías para averiguar que es una persona conocida por la policía por sus antecedentes de tráfico de armas, por los que pasó bastantes años en la cárcel. Ahora, cincuentona y con su deuda con la sociedad saldada, lo más que hace es poner en contacto a compradores con otras personas que fabrican y/o venden armamento de forma ilegal. Aunque reacia, con tiradas adecuadas (a dificultad normal) accederá a dar los nombres con quien puso en contacto a un cliente hace no mucho. Del cliente no sabe nada, ni nombre ni dirección, solo el teléfono de la casa comprada por Cage. En concreto, Marta puede proporcionar dos nombres: Mark Krantz, un alemán instalado en una casa de playa de la Sierra de Irta y Fermín Tahoces, un español que vive en Valencia y se deja ver muy poco.

La visita a casa de Mark Krantz será bastante triste. Allí se encontrarán al pobre hombre, ahorcado. Casi todo el material que pudiera haber allí relacionado con el proyecto habrá sido destruido. En apariencia, la casa habría sido robada y el dueño ahorcado a la fuerza. Un montón de papeles han sido quemados y empapados en el fregadero. Solo una parte de una agenda (TA de Descubrir) ha sido salvada de esta quema, mostrando parcialmente algunos nombres en alemán y alguno español que no les sonarán, pero sí quizás unas iniciales (TA de Buscar Datos a dificultad -5): M. C.

En el despacho hay un portátil destrozado pero el disco duro, aunque dañado, podría ser recuperado en su mayoría por expertos con herramientas informáticas adecuadas. Puede llevar un par de horas de trabajo pero acabarán apareciendo datos de ventas, compras y demás registros del trabajo de este hombre, en alemán. Todas las anotaciones se refieren a trabajos delictivos pero son lo bastante vagas para no ser demasiado acusadoras. La anotación que más interesa a los personajes (TA de Buscar Datos a dificultad +5 o buscar directamente por las iniciales M.C.) se puede traducir del alemán por "Artículo a medida. Enviado a distribuidor habitual, H. N. km 25. Informe de resultados remitido a Paul Reed. C/ Monte Esquinza 6, Madrid." La fecha del envío coincide con la de la recogida del pedido que aparecía en el apartamento de Cage.

Si los personajes van a casa de Tahoces en Valencia, se encontrarán con un hombre reservado, que vive en un magnífico piso. Si son educados les invitará a beber. Tahoces es un ingeniero mecánico especializado en armamentos que gana bastante dinero diseñando equipos de precisión para el ejército y para algún cliente privado que paga por adelantado.

El ingeniero no hablará por nada. Es consciente de que su reputación se basa en que no le dé este tipo de informaciones a desconocidos. La violencia puede ayudar pero es mejor usar otros métodos, pues este llevaría a Tahoces a animarse a intentar dar un chivatazo al asesino.

En cualquier caso, no puede contar muchos datos relevantes sobre el cliente. Un tipo extranjero, él diría que americano, que no dio su nombre pero traía como referencia a Callejo, le pidió un encargo especial. Venía acompañado de otro tipo, un hombre que nunca hablaba pero que daba bastante miedo. El encargo era un dispositivo de disparo para un fusil de precisión, que fuese capaz de disparar con mucha eficacia a una distancia de 200 metros a blancos no mayores de 20 centímetros. Esa era la parte fácil; lo difícil es que no debía haber detonación de ningún tipo; es decir, debía ser un sistema que tuviera esa potencia y precisión pero sin usar pólvora, ni siquiera estallidos de aire comprimido. Además, el rifle debía admitir un hueco en el que se colocaría un dispositivo electrónico del tamaño de la mitad de un bolígrafo, que pesaría unos 75 gramos y que sería en extremo delicado. Este dispositivo parece que actuaría de alguna forma durante el disparo por lo que le exigían lograr una vibración muy pequeña del rifle al disparar. Teniendo en cuenta ademas, que el dispositivo debería estar a menos de doce milímetros de la bala cuando esta se disparase. El diseño de Tahoces, aunque intentaba resolver estos problemas, no satisfizo al comprador, quien, a pesar de todo, pagó la mitad del precio total por los planos. Tahoces reconoce también que no logró hacer todo lo que se le pidió: el sistema que diseñó, basado en aire comprimido, era demasiado voluminoso y producía demasiada vibración, lo que en opinión del americano ponía en peligro el funcionamiento del dispositivo.

No, no tiene ni idea de lo que ese dispositivo hacía ni su supuesto efecto sobre la bala, ya que ni estaba en contacto con ella ni, en teoría, emitía ninguna onda electromagnética capaz de afectarla. Tahoces supone, de hecho, que se trataría de un dispositivo de guía sofisticado o de mera superchería, seudociencia.

Punto de entrega

Buscar al distribuidor habitual requiere un poco de ingenio por parte de los personajes. Si buscan el kilómetro 25 de las carreteras que parten de Cunia, encontrarán en la que va dirección Valencia un lugar llamado Hostal Nieto. Cuando se dirijan allí se encontrarán con un edificio cúbico, sencillo, de tres plantas, a las afueras de un pequeño pueblo que agoniza, cuyos mejores terrenos fueron "devorados" por la autovía. En la parte trasera del edificio hay una zona de aparcamiento privado del personal donde descansan un turismo Opel y una furgoneta Peugeot.

Por desgracia para el grupo de juego, el Hostal Nieto no va a ser un lugar donde la información fluya. Se trata de la base de una familia que se dedica al contrabando de casi cualquier cosa que dé beneficios bajo cuerda. En concreto, controlan una ruta de armas, excedentes del Ejército Español, que a través de Córcega son enviados a África. La presencia de cotillas husmeando no les va a hacer ninguna gracia.

Inicialmente la gerente del negocio, Silvia Nieto, desviará verbalmente los intentos de los personajes por hacer indagaciones y rechazará haciéndose la ofendida cualquier tipo de soborno, negando saber nada de lo que le preguntan. No, tampoco hablará de la habitación que ocupó tal o cual tipo, dará descripciones o confirmará nombres. Si los personajes se marchan pero parecen aún recelosos, Silvia reforzará la guardia del local. Si la amenazan, que se preparen para lo peor, porque el resto del personal está atento para intervenir.

Imaginemos que los personajes quieren hacer una entrada por la fuerza en el hostal, a cara descubierta o bien sigilosa:

Si acceden al libro de registro del hostal no encontrarán ninguno de los nombres que conocen y en las habitaciones apenas hay dos o tres clientes de paso.

Si acceden a las habitaciones del personal, en la de Silvia sí encontrarán un libro de registro paralelo (Descubrir -5) donde está anotada esta última entrega a un individuo anotado M. C., quien habría pagado 15.000 euros, de los cuales la comisión de Silvia es un 10%.

El meollo del negocio de los Nieto está en el sótano, que hace de almacén temporal para material que se distribuirá en breve. Actualmente hay varias cajas que acabarán en Somalia, llenas de fusiles CETME y pistolas Astra, con munición de sobra.

Distribuidos en distintos trabajos a lo largo del hostal están los cinco miembros principales de esta banda, todos ellos miembros de la familia Nieto, cada uno, más violento que el otro. Siempre hay al menos uno de ellos de guardia en el sótano. Todos acudirán a cualquier llamada de Silvia lo antes que puedan, y armados.

[E]'../../imagenes/176-20a2.jpg' '176-20a.jpg' 'Tabla de datos de personajes. Haz clic para ampliar'

Uniendo piezas

La única pista disponible que le queda a los personajes es la dirección de Madrid, un piso enorme en un edificio con portero ojo avizor al que hay que esquivar para mirar los buzones y saber que Reed vive en el ático izquierda.

No hay nadie viviendo allí en este momento pero el apartamento está conectado a una alarma silenciosa de buena calidad (TA Seguridad +5) que en caso de no ser desactivada alertará al dueño de la casa, quien enviará allí a Savolta y Cage a eliminar a los intrusos. Son veteranos muy cuidadosos y hábiles; aunque estén en desventaja numérica, pueden suponer un problema muy grave para los personajes.

El piso ha sido también vaciado de casi todo el mobiliario. De hecho, no llegó a llenarse con él, a excepción de un salón reconvertido en despacho con dos mesas, una de ellas llena de papeles y un teléfono fijo, sin ordenador.

Entre la documentación pueden ver varios papeles que refieren circunstancialmente a lo realizado por los asesinos hasta la fecha. El alquiler del piso de Savolta, la compra del piso de Cage, facturas de gasolina y peajes… Todas indicaciones de que Reed ha dado soporte logístico a Savolta y Cage para al menos seguir a varias personas a lo largo de tres años en España. No, hay, eso sí, ninguna instrucción específica de eliminar ningún blanco, solo los medios y la información necesaria. En manos de la policía sin duda generaría una orden de búsqueda y captura internacional contra Reed y compañía.

El teléfono fijo solo guarda dos números, el resto debieron de ser borrados hace un tiempo. Ambos son números de móvil. En uno de ellos responde un contestador automático, sin importar el día o la hora que se llame: "Está usted llamando a García e Iznaga Gestores. En este momento...". Una curiosidad: si añaden el contacto a sus propios móviles y buscan la imagen que este teléfono se ha puesto de perfil en las aplicaciones de mensajería, verán una fotografía en blanco y negro de marines americanos en una playa que, por las lanchas de desembarco y los uniformes, muy bien podría ser una playa de Normandía en junio del 44 (TA Conocimiento Historia a dificultad -5 o Memoria x3). Dos soldados que se parecen mucho entre sí, quizás hermanos, saludan sonrientes a cámara. El significado de esta imagen lo veremos en el próximo capítulo.

El segundo número es el de un particular que supone que unos desconocidos le llaman porque alquila un piso en el Barrio Isabel Mestres. Sí, alguien le llamó el día y hora que marca el teléfono de Reed pero no llegaron a un acuerdo. El piso, les dirá, está vacío.

Oculto bajo la tarima del suelo de pasillo (TA Buscar +5 a la dificultad) está el rifle desmontado en varias piezas. Al examinarlo, cualquiera con una habilidad de Armas de Fuego de al menos 15 y que tenga éxito en una TA de dificultad +5 lo reconocerá como un SVU ruso modificado y encontrará el hueco para el famoso dispositivo de función desconocida, ausente. También están los planos del diseñador difunto. Si además los dados de calidad (D+ y D-) suman al menos 5, el personaje concluirá que el diseño ha invertido demasiado en cumplir las especificaciones, habiendo convertido un buen rifle en un rifle mediocre. Pareciera que solo la presencia del dispositivo que falta justificase los cambios.

La búsqueda de García e Iznaga en la red arrojará una sola referencia en una web de direcciones comerciales. Es extraño que una gestoría tenga tan poca información sobre ella en la red pero es lógico: García e Iznaga no existe más que como teléfono de contacto. Dejen o no un mensaje, los personajes verán devuelta la llamada un tiempo después, si llamaron desde su propio teléfono. Lo veremos en el siguiente capítulo.

Ni Cage ni Savolta tienen tan poco aprecio a la vida como para dejarse matar; si acaban gravemente heridos o en claro riesgo de morir, podrían rendirse, aunque antes siempre intentarán huir. Lo que no harán bajo ningún pretexto es hablar de lo que saben, resistiéndose con fuerza (-10 de dificultad a sus tiradas) a cualquier tortura y soltando tantas mentiras para aplacar a sus enemigos como puedan (TA de Psicología enfrentada a la Dialéctica de los asesinos, 15 y 18 respectivamente). Han sido bien entrenados para ello y sienten un pavor muy racional al pensar en Reed y en lo que podría hacerles si hablan. Le han visto actuar y casi prefieren la muerte.

Si se les consigue hacer hablar, lo poco que podrán decir es que fueron contratados hace tiempo por Reed y han estado haciendo trabajos para él en Cunia. Algunas veces eran ejecuciones, pocas y muy bien pagadas. La mayor parte de las veces se dedicaban a investigar. Se les daba el nombre de una familia en concreto y buscaban entre todos ellos a personas que hubieran sido ingresadas en psiquiátricos de adolescentes, específicamente víctimas de delirios auditivos. Estas eran las pocas personas que, de ser detectadas, eran eliminadas, aunque no siempre. El último al que investigaron era precisamente Carlos Tabera y es el único para el que han recibido el encargo de ejecutarlo con ese rifle y ese dispositivo, entregado por el propio Reed y devuelto a él hace unos días.

Incluso si no hablan, no es imposible obtener información de ellos. Ambos llevan encima sus teléfonos y ambos han recibido llamadas recientes desde la centralita de un hotel de Berna. Si llaman, lo más que podrán obtener es que sí, se aloja allí un hombre llamado Paul Reed, pero nada más. No les pasarán en ningún caso con su habitación; ha dado instrucciones concretas al respecto y aportado una generosísima propina para ser avisado de cualquier llamada de este tipo.

Por cierto y mientras están en el interrogatorio. ¿Seguro que el combate con los asesinos, incluso con silenciadores, no habrá alertado a algún vecino que haya llamado a la policía…?

Por supuesto, si los personajes entran en el apartamento sin se detectados, no conocerán a estos dos individuos, que seguirán disponibles para que Reed los envíe tras ellos en otro momento.

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