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viernes, 29 de marzo de 2024


 

Imagen de Pearlharbour unos días después de la llegada de los PJ

LA OTRA ISLA

Esta partida (cuya idea original es de Fernando alias Kilmenir) está pensada para poner a uno personajes estadounidenses en la dificultad de iniciar una guerra. Estamos en 1941, el 3 de Diciembre, y los Estados Unidos aún no están en guerra con Japón y la mayoría de ellos no sospecha que lo estarán en breve.

ANTECEDENTES

La situación en el Pacífico entre Estados Unidos y japón es tensa. No hay una situación de guerra, pero los múltiples avances militares japoneses en Asia y en el Pacífico no son del agrado de la administración de Roosevelt. Y el embargo económico impuesto a los japoneses tampoco es agradable para ellos. Aunque no hay ninguna señal que advierta de la situación, ésta es tensa y los políticos de las altas esferas se mueven fenéticamente por los pasillos en previsión de cualquier señal o ausencia de ella que pueda disparar la chispa.

El Pacífico, sin embargo, es una amplia zona en la que es difícil saber que está pasando. Miles de kilómetros de agua y pocas porciones de tierra. Tanto Estados Unidos como Japón desarrollaron un sistema de observadores. Esto es: mandaban a una persona o dos a una isla cercana a las rutas habituales con un equipo de radio y mucha comida. Su misión era, además de no aburrirse mucho, avisar de los movimientos navales por la zona. Una de estas estaciones de observación, concretamente la de la isla Wakili, lleva varios días sin informar. Alguien en el Alto Mando se pone nervioso, la isla Wakili está a medio camino entre Japón y Hawai, y decide llamar a los personajes.

LOS PERSONAJES

Los personajes serán preferentemente militares, aunque un personaje civil perteneciente a una agencia del gobierno también podría ser admitido. Además, no es bueno que su número sea muy alto, 3 ó 4 serán suficientes para esta misión. Crea los personajes con las reglas de creación de personajes del manual, pero asegúrate que las habilidades de comunicaciones y burocracia estén presentes en la hojas de comandos.

Un alto mando del ejército les citará en un despacho la tarde del 3 de Diciembre en Washington (USA). Allí les informará de la misión:

  • Deben volar a California en un C-47 del ejército.

  • Desde allí volarán en el Catalina que hace el vuelo regular a las islas Hawai

  • Una vez en Pearlharbour (donde deben llegar el día 4), deben coger otro Catalina preparado en secreto (ya se han dado las órdenes oportunas para que esté preparado) que les lleven a la isla Waliki donde deben llegar sin retrasos al atardecer del día 4. El destino no ha sido facilitado al mando aéreo de la isla y deberán dárselo al piloto una vez estén en el aire.

Nota: Esta proeza es posible porque vuelan todo el rato a favor de la dirección horaria.

  • Una vez en la isla deberán descubrir qué ha pasado con el operador de radio que había en ella y porqué ha dejado de emitir.

  • Toda la operación debe realizarse en el más estricto secreto y con la máxima discrección. Cualquier información descubierta debe trasmitirse en secreto.

EL VIAJE

Llegar a California no debería suponer ningún problema. El vuelo en el avión regular a las islas Hawai es un vuelo comercial que utiliza mucha gente de la isla para acercarse al continente. El Alto Mando ha elegido esa forma de enviarles a la isla para que parezca menos sospechosa su presencia allí.

Pueden inventarse que están de permiso o cualquier otra cosa si han decidido no vestir como militares. En el avión hay soldados que vuelven de permiso en San Francisco y también hay nativos hawaianos y japoneses (en realidad, estadounidenses emigrados desde Japón tiempo atrás afincados en la isla). Si lo deseas, el tiempo del vuelo es largo, puedes crear algún problema con algún motor o alguna indisposición de los pilotos para que los PJ tengan que intervenir y salvarlos a todos y, de paso, romper su tapadera.

Una vez en Hawai, se entrevistarán con un coronel de las Fuerzas Aéreas que intentará sonsacarles todo lo que pueda. No está acostumbrado a los secretismos ni a prestar un avión y un piloto sin saber que van a hacer con él. En resumen, este coronel (siguiendo órdenes de su oficial), les pondrá todos los prblemas imaginables para que el avión no despegue: averías imaginarias, falta el piloto, no sabe cuanto combustible poner al avión, la marea no es la conveniente, etc. Los personajes deberán armarse de paciencia y dialéctica para solventar una a una todas las pegas, aunque claro, siempre pueden recurrir a llamar al Alto Mando en Whasington (o, como cierto PJ sugirió al jugarla, a robar el avión).

El avión tiene orden de llevarles, dejarles a unos metros de la orilla a la que llegarán en un bote hinchable (la presencia de arrecifes no recomienda que el Catalina se acerque a la orilla) y marcharse. También tiene orden de volver a buscarles en cuanto le llamen con la radio de la isla. Los equipos portátiles que pudieran llevar no alcanzarían muchos kilómetros. Si no se tuviera noticias de ellos, el avión volvería el día 8. Por mucho que hagan los PJ no conseguirán que el avión se quede en la isla. Un avión en la isla podría destruir cualquier intento de camuflar la misión.

LA ISLA

La isla

La isla de Waliki es un peñasco de origen volcánico en medio de ninguna parte. Cubierto en su mayoría por una densa vegetación sus únicos habitantes son algunas especies de anfibios, reptiles e insectos. La isla no pertenece a nadie oficialmente (ningún país tenía reconocida su soberanía) o, dicho de otra forma, era una especie de tierra de todos. Hay una única fuente de agua dulce en el lado norte de la isla en un manantial subterraneo. El agua sale algo caliente y tiene un fuerte olor a azufre, pero es potable. Hay algunos árboles que dan frutos comestibles (principalmente cocos), pero, a excepción de para los animales, no hay otra fuente de alimentación. Bueno, dicen que la serpiente asada sabe a pollo. A lo mejor los PJ tienen oportunidad de comprobarlo.

En la isla hay dos invitados:

  • El agente de observación de los Estados Unidos (Matt Klein)

  • Cuatro geólogos japoneses que están llevando a cabo una investigación en la isla. (Nota: En realidad son cuatro agentes del servicio de inteligencia japonés que se están asegurando que no haya nadie en la isla que pueda detectar lo que va a pasar mañana)

Los japoneses llegaron a la isla hace dos días e intalaron en campamento en un claro del lado este de la isla. Matt les vió llegar en una lancha a motor y les vio descender desde una patrullera japonesa, por lo que decidió esconderse y que no supieran de su presencia en la isla. Desgraciadamente, el campamento japonés está muy cerca de donde él había escondido la radio (en una caverna camuflada con ramas) y no ha podido avisar de la llegada de los japoneses.

Los japoneses oirán la llegada del Catalina y, seguramente, verán la aproximación de los PJ, excepto que estos hayan tomado alguna medida extrema (como descender con el motor apagado y de noche a la isla). Les esperarán en la playa y les saludarán amistosamente mientras se acercan. Se presentarán como científicos japoneses y se mostrarán en todo momento muy cordiales.

Mientras estén con los japoneses, Matt Klein no se atreverá a acercarse, pero si alguno se separa y se aleja del campamento japonés, intentará hablar con él. Desgraciadamente, el tiempo pasado en soledad no ha suavizado el caracter de Matt y los dos días sin comer en la selva han deteriorado mucho su imagen. El primer encuentro puede derivar en alguna situación comprometida.

Los estadounidenses no lo saben, pero los japoneses han descubierto la radio. No la han inutilizado para no levantar sospechas, pero podrían hacerlo si se les da la oportunidad.

EL DÍA 5

Cualquier observador que pasee por la orilla norte de la isla con unos prismáticos podrá descubrir una enorme formación naval pasando a unas 50 millas de la isla. Una tirada de burocracia le permitirá reconocer algunos portaaviones y acorazados japoneses más decenas de buque de escolta. Posiblemente, toda la flota japonesa está allí dirigiéndose al Este. Una tirada de Conocimientos revelará al personaje que hacia el Este no hay posesiones japonesas, sólo estadounidenses.

Sí los personajes hacen partícipes a los japoneses del descubrimiento o estos les ven dirigirse a la radio, les atacarán. Sólo llevarán pistolas que, hasta ese momento, han mantenido ocultas entre sus ropas de científicos. Si hay posibilidad, uno de los hjaponese arrojará una granada a la cueva de la radio. Esta se derrumbará impidiendo el acceso. Ten en cuenta que los japoneses saben que la flota va a pasar y saben que los estadounidenses pueden verla y avisar. Es decir, estarán muy atentos a cualquier actividad sospechosa.

Una vez dominados los japoneses (si lo consiguen), los PJ tendrán pocas horas para actuar. Desenterrar la radio y/o repararla es una de las accones con más opciones de éxito. No será nada fácil llevarlo a cabo y seguramente no logren terminarlo hasta media tarde o después.

Si los personajes olvidan las órdenes de discrección y secreto y avisan a Pearlharbour de la aproximación de las tropas japonesas. El operador de radio, incluirá el mensaje en la carpeta de mensajes de la mesa del general al mando de la base naval, pero éste, debido a las horas de la noche y siendo sábado, no lo verá hasta la mañana del Lunes. El mensaje de radio de los PJ avisando de un avistamiento de la flota japonesa el día 6 se convertirá en una de la pruebas más claras de los "teóricos de la conspiración" diciendo que el ataque japonés era conocido por las autoridades militares estadounidenses. Si recuerdan el secreto exigido por la misión y sólo informan a Washington de lo que han visto, su informe se perderá en el maremagnum de papeles que se perdieron ese día en la capital (curiosamente todos relativos a los preparativos japoneses previos al día 7).

En cualquier caso, los PJ se convertirán en los primeros estadounidenses en participar en la Segunda Guerra Mundial (bueno, descontando a los pilotos que combatían en China, a los observadores en el VIII Ejército británico, a los escoltas de los mercantes y al piloto guapetón de la peli de Spielberg; pero no es necesario que le quites la ilusión a los PJ contándoles estos casos).

 

 

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Cita

«Hoy, aquí, hay un trabajo que hacer y lo estamos haciendo.»

Furis de la Rosa